por Roberto Morejón
Las instituciones cubanas actúan enérgicamente contra el intento desde el exterior de utilizar al país para el narcotráfico e impiden que en lo interno prolifere la adicción a sustancias nocivas, de ahí la atención a conductas impropias, por aisladas que sean.
Un reportaje de la televisión hizo alusión al papel de la escuela en el esclarecimiento de los alumnos sobre el peligro de consumir tabaco, alcohol y drogas en general.
Se trata de una posibilidad latente porque algunos adolescentes y jóvenes alegan un afán por “experimentar”.
La validez del trabajo periodístico es indudable aun cuando en Cuba el flagelo de la narco dependencia carece de asidero y las autoridades fortalecen la prevención y el freno a esas expresiones.
Cuba cuenta con una legislación que asegura y da cobertura legal a esas conductas, además de contemplarse en el Código Penal severas sanciones para quienes cometen el delito de tráfico y actividades asociadas.
Para el gobierno, las familias y la escuela constituye un propósito priorizado potenciar el desarrollo de niños, adolescentes y jóvenes más cultos, creativos, honestos, comprometidos socialmente y con una sólida formación de valores.
Los padres y demás allegados a niños, jóvenes y adolescentes, junto al sistema educacional representan el baluarte orientador sobre la necesidad de encausar los pasos hacia proyectos de vida individuales y colectivos útiles.
No obstante, algunos jóvenes comienzan a consumir las llamadas drogas blandas, es decir, alcohol y tabaco, desde edades más tempranas e incluso caminan por las calles y a veces suben a los ómnibus portando una botella de bebida.
La Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones estudiantiles analizaron el asunto porque además de manifestarse esas conductas en espacios públicos y festivos, en casos aislados se asocian a la ingestión de sedantes.
Maestros y directivos escolares recibieron orientación para robustecer la comunicación directa con los colectivos estudiantiles, a fin de explicar el perjuicio de las adicciones.
La labor pedagógica y diferenciada enfocada hacia la prevención del consumo de estupefacientes por los educandos resulta determinante para que una sociedad como la cubana, defensora de los más altos valores, avance hacia el desarrollo y el bienestar.
Cuando la televisión pública aborda cuestiones tan sensibles se pone de relieve la utilidad de los medios de comunicación.
Las familias y los educadores deben ver en los órganos de difusión masiva un auxiliar meritorio a la hora de llamar la atención sobre situaciones cardinales que, como la explicada, sin ser sistemáticas, merecen una reflexión.