Coraje, indignación y condena en Guatemala

Editado por Maria Calvo
2017-03-10 10:38:01

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por Guillermo Alvarado

Crecientes muestras de cólera e indignación se reproducen en Guatemala tras la tragedia ocurrida en el centro estatal de acogida de menores denominado Hogar Seguro Virgen de la Asunción, donde una protesta degeneró en un incendio que causó hasta ahora la muerte de 35 niñas, pero hay muchas más que se encuentran en estado crítico y se teme por sus vidas.

El lugar, ubicado en el municipio de Santa Catarina Pinula, cercano a la capital, depende directamente de la Secretaría de Bienestar Social de la presidencia de la República, por lo que la condena de la sociedad se encaminó directamente hasta el jefe de Estado, Jimmy Morales, a quien consideran responsable del drama.

Más que centros de acogida, estos sitios funcionan como lugares de retención donde se mezclan sin ningún control niños sin amparo filial, víctimas de abusos familiares y menores en conflicto con la ley, muchos de ellos miembros de las temibles bandas juveniles conocidas en Centroamérica como “maras”.

Lamentablemente y ante la vista de las autoridades, muchas de las mismas situaciones que llevaron a estos pequeños hasta esos lugares se reproducen allí adentro, donde resultan víctimas de violaciones, maltratos, abusos psicológicos, hacinamiento, mala alimentación y pésimas condiciones de vida.

Esto ha generado en los últimos años numerosas protestas de los recluidos que en ocasiones han cobrado vidas, pero no se recuerda un hecho de las tremendas dimensiones humanas como el ocurrido esta semana en el Virgen de la Asunción.

Más que un “hogar seguro”, como pomposamente reza su nombre, es lo más parecido a una prisión y, de hecho, el número tan elevado de víctimas mortales se debe a que los vigilantes no abrieron las puertas luego de que el fuego se generalizara y las niñas que salvaron su vida tuvieron que romperlas para escapar de las llamas.

De acuerdo con las informaciones, el incendio ocurrió luego de que un grupo de internas prendió fuego a las colchonetas en protesta por los maltratos sufridos.

La víspera cientos de familias se congregaron ante la casa presidencial, residencia oficial del jefe de Estado, y en la Plaza de la Constitución, frente al palacio de gobierno, para exigir la renuncia de Jimmy Morales.

La indignación crece al conocerse que las autoridades habían sido advertidas con mucha antelación de las cosas que ocurrían en el lugar, pero no hicieron absolutamente nada para poner un alto a estos desmanes.

El común denominador de las víctimas del incendio es la pobreza, en ocasiones extrema, y provenir de familias desintegradas o ser huérfanas por causa de la violencia endémica que azota a Guatemala.

Negligencia estatal, olvido, desprecio por los sectores marginados, corrupción y abandono son algunos de los ingredientes que provocaron esta tragedia de grandes dimensiones y no basta ahora con que el presidente diga que tiene el corazón destrozado para apaciguar la indignación social.

“Ni una más” fue el grito que acompañó a las protestas, que se prevé continuarán, y eso es lo que necesita ese país, ni una injusticia más, ni una sola muerte innecesaria más, ni un solo niño abandonado, abusado y olvidado nunca más.



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