por Roberto Morejón
Médicos cubanos que abandonaron misiones en el exterior y decidieron volver a su patria, realizan los procedimientos estipulados para concretar su propósito, amparados en las facilidades del gobierno y el Ministerio de Salud Pública.
El diario Juventud Rebelde entrevistó a una estomatóloga cubana desvinculada por determinación propia de una brigada médica en otro país y que, también por su propio arbitrio, gestionó luego el regreso al seno de la familia y su patria.
De gran contenido humano, el trabajo periodístico refleja la exitosa reincorporación a la sociedad de esa profesional de la salud.
La joven abandonó sus compromisos de servicio por asuntos personales y ya en Cuba fue atendida con mucho amor, según refirió, y ubicada en su condición de estomatóloga en un policlínico habanero.
El caso de la odontóloga, quien destacó el buen trato de sus actuales compañeros de labor, refleja el acatamiento de una política oficial que permite la reposición al sistema de salud a los que dejaron tareas en el exterior.
La medida alcanza tanto a los que abandonan misiones laborales en otros países, no regresan después de asistir a congresos y a aquellos que salieron legalmente de Cuba tras la entrada en vigor de una ley migratoria en 2013.
Muchos de ellos se sintieron cautivados por una criticada política de las administraciones estadounidenses para atraer a profesionales, sobre todo de la salud, en el ejercicio de la colaboración que Cuba sostiene con numerosos países.
El Programa para Profesionales Médicos Cubanos comenzó bajo el gobierno del presidente George W. Bush en 2006 hasta su cancelación por Barack Obama en enero último.
Esa repudiable norma constituía una política injusta que afectó sensiblemente al sistema sanitario del país caribeño.
Mediante la disposición se privó a Cuba de miles de egresados de ciencias médicas y otras especialidades y se dificultó la noble tarea de atender a naciones necesitadas.
Algunos de esos países dependen marcadamente de la asistencia cubana para ofrecer aunque sea una cobertura mínima de salud, un servicio vital.
El programa estadounidense hoy cancelado hacía promesas a los colaboradores que en la mayoría de los casos no se concretaban y consumaba un vulgar robo de cerebros.
Aunque refirió atravesar por períodos muy difíciles en el exterior, la estomatóloga cubana que regresó a su patria reconstruye su futuro, tiene residencia en La Habana y declaró tener listo su ingreso a estudios de postgrado.
Al igual que sus colegas, ella se beneficia de los programas del Ministerio de Salud para mejorar las condiciones de vida y laborales de los casi 85 000 médicos cubanos.