Por María Josefina Arce

Cuba no está ajena a la amenaza que representan las drogas, que cada año matan a medio millón de personas en el mundo, de acuerdo con las últimas estimaciones de la OMS. Organización Mundial de la Salud, que afirma que muchos países están experimentando una crisis de emergencia sanitaria debido a las muertes por sobredosis.

De ahí que la Mayor de las Antillas mantenga una tolerancia cero ante este fenómeno, como demuestran las acciones de vigilancia de sus fronteras marítimas y áreas para mantener alejado de nuestro territorio el narcotráfico y el consumo de estupefacientes.

La tarea no ha sido fácil ante el complejo escenario internacional, en el que cada día aparecen nuevas y más sofisticadas maneras para tratar de introducir esas sustancias en territorio nacional, al que también pretenden utilizan los narcotraficantes como escala hacia otras naciones.

Cuba sigue siendo un país de tránsito y no receptor de estupefacientes, dada su posición geográfica, que ocasiona que quienes traen las drogas pasen por territorio cubano antes de seguir a otros países que son destino final y de hecho grandes consumidores.

En la actualidad la Aduana cuenta con un grupo de modernos medios técnicos de control que se han instalado en todos los aeropuertos internacionales del país, así como un sofisticado equipo de rayos X para el puerto del Mariel, en la provincia de Artemisa.

La utilización de la técnica canina también ha sido de gran utilidad en el enfrentamiento a ese fenómeno. En estos momentos está garantizada la presencia de perros entrenados en todos los puertos, aeropuertos, puntos postales y terminales de yates abiertos al tráfico internacional.

En Cuba existe todo un marco jurídico para sancionar los delitos relacionados con el tráfico o tenencia de drogas, en dependencia de la peligrosidad social.

El enfrentamiento a este fenómeno ha requerido de un esfuerzo mancomunado de distintas instituciones, pues aunque en Cuba las drogas no son un problema si se registran manifestaciones de esta índole, vinculados al consumo sobre todo de pastillas mezcladas con alcohol.

Pero con estas personas trabaja seriamente el Ministerio de Salud, pues como bien afirmara la directora general de la OMS, doctora Margaret Chan, el principal objetivo del control de drogas es salvar vidas” y reducir “los daños sociales” aparejados a su consumo.

Y en ese camino trabaja seriamente la Mayor de las Antillas, que en opinión de los expertos y organizaciones internacionales una de sus mayores fortalezas para lidiar con el tema de las drogas lo constituye la amplia red de atención primaria y especialidad de salud, conformada por el médico y la enfermera de la comunidad, hospitales, policlínicas y centros comunitarios de salud mental.

Esencial también ha sido el trabajo educativo con la población, para promover hábitos de vida sana y profundizar el rechazo al consumo de drogas.

Cuba es reconocida a nivel internacional por sus progresos y compromiso en la lucha contra las drogas, pero también por su actitud preocupada y humanitaria con las personas que lamentablemente se convierten en consumidores de esas sustancias.