Insurgentes colombianos honran compromiso

Editado por Maria Calvo
2017-06-15 10:36:55

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por Guillermo Alvarado

Las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, las FARC-EP, llevaron a cabo la segunda etapa del proceso de la dejación de las armas y depositaron en manos de la comisión internacional de verificación otro 30 por ciento de los arsenales en su poder, demostrando así su seriedad en el cumplimiento de los compromisos emanados de los acuerdos de paz con el gobierno.

El acto se realizó un día antes de lo previsto y con ello se llegó al 60 por ciento en esta crucial fase del camino hacia el fin de un conflicto armado interno iniciado a mitad del siglo pasado y que dejó por lo menos 200 mil muertos, decenas de miles de desaparecidos y millones de desplazados.

A la ceremonia no pudieron llegar el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y sus acompañantes, el ex mandatario uruguayo José Mujica, y el antiguo jefe del gobierno español, Felipe González, por las malas condiciones climáticas y debieron contentarse con presenciarla por televisión.

El comandante rebelde Pablo Catatumbo, aseguró que “con este acto las FARC queremos mostrarle al país y al mundo que estamos cerrando una página de la historia y empezando a escribir otra: la de la paz'.

Hasta el momento se han logrado importantes avances en este sentido, entre ellos la promulgación de leyes para la Amnistías e Indultos, la creación de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, así como de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.

Faltan temas espinosos, como la aplicación en la práctica de la incorporación de unos siete mil exguerrilleros a la vida civil y su participación como partido político en el ámbito nacional, todo ello en condiciones de seguridad y respeto a sus derechos humanos, políticos, sociales y económicos.

Muchas dudas surgen por la falta de reacción del gobierno ante la serie de asesinatos de líderes comunitarios. Este año hasta el mes de abril murieron en atentados violentos 42 dirigentes y no se conocen todavía acciones concretas para dar con los responsables.

Hay también otros indicios preocupantes, como la presencia de grandes grupos de paramilitares armados en las cercanías de algunas bases del ejército, sobre todo en Córdoba, Antioquia y Chocó.

Un informe especial del Movimiento Marcha Patriótica divulgado recientemente denuncia que persiste la negación del gobierno sobre el recrudecimiento del accionar paramilitar en vastas regiones del país.

Justamente en comentario anterior, donde analizábamos el legado del patriota cubano Antonio Maceo, señalamos que no existe paz sin libertad, es decir sin dignidad, sin respeto total al ser humano.

Cualquier acuerdo que no consiga este objetivo estará destinado a un estrepitoso fracaso tarde o temprano y ejemplos de eso tenemos en nuestra región. Colombia no merece nuevos sufrimientos y de allí la importancia de que, si las FARC-EP están honrando sus compromisos, la contraparte, es decir el gobierno, y la comunidad internacional que sirve de garante, se esfuercen para hacerlo también ellas.



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