Por: Roberto Morejón

Los pequeños Estados del Caribe reciben presiones de gobiernos de derecha de países de América Latina y la prensa conservadora por su negativa a secundar resoluciones injerencistas en Venezuela.

Países caribeños presentaron en una reciente reunión de la OEA un proyecto de resolución sobre el escenario en la República bolivariana que se alejó rotundamente de los intentos de inmiscuirse allí, como buscan Estados Unidos y el secretario general, Luis Almagro.

Finalmente, el foro de Cancún concluyó sin redactar una moción de consenso, por la posición enérgica de la entonces canciller venezolana Delcy Rodríguez, Estados caribeños y naciones latinoamericanas.

Esos gobiernos están preocupados por la situación de violencia generada en Venezuela por la oposición derechista, apuestan por el diálogo y NO por la intervención.

Fue suficiente como para que el poder mediático de Occidente la emprendiera contra los países caribeños y los presentaran como supuestos reos de Caracas por la relación mutuamente ventajosa que sostienen.

Para los medios en manos de poderosos intereses privados, los Estados caribeños NO pueden juzgar por sí mismos lo más conveniente para solucionar la crisis en Venezuela.

Esa tendencia descalificadora de la conducta de países caribeños es irrespetuosa, injusta e hipócrita.

Antiguas metrópolis europeas, Estados Unidos y varios de los gobernantes de derecha de países de América Latina suelen ignorar o acompañan tibiamente a los caribeños en sus reclamos y apremios.

Los diminutos Estados insulares prácticamente quedaron solos mientras eran asfixiados por el neoliberalismo, las desiguales relaciones internacionales, altos precios del petróleo, desastres naturales y efectos del cambio climático.

Los generadores de opiniones a tono con la derecha mundial callan cuando los caribeños demandan reparaciones por el crimen cometido contra la Humanidad con la esclavitud.

Venezuela, Cuba y los demás países del ALBA, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, tienen en cuenta y cooperan con las naciones insulares, algunas de ellas miembros de ese bloque y de PETROCARIBE.

Ese último acuerdo, torpedeado por Estados Unidos, cumple 12 años de establecido por la iniciativa del expresidente venezolano Hugo Chávez, apoyada por el líder cubano Fidel Castro, y NO solo busca resolver las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos de los 19 miembros.

Venezuela creó una plataforma para revertir el aislamiento de Estados pequeños y trabajar por la complementariedad y la solidaridad.

El Caribe mantiene su independencia y soberanía y los barriles de crudo venezolano que llegan a sus tanques de almacenamiento NO intentan comprar esos principios sagrados.