por Guillermo Alvarado

No se trata, amigos, de una conocida película de los años 80, sino que el título de este comentario viene a colación por el anuncio hecho ante el Consejo de Seguridad por Graziano da Silva, director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO, quien afirmó que en Yemen 17 millones de personas tienen serias dificultades para conseguir comida y de ellas siete millones están al borde de la hambruna.

El enfrentamiento armado en ese país donde, además de las tropas aún leales al gobierno en el exilio y los rebeldes hutíes, opera una coalición internacional liderada por Arabia Saudita, prácticamente hizo desaparecer el comercio y la actividad agrícola y está generando la mayor crisis humanitaria de todo el planeta hoy día.

Según el libro del Apocalipsis, el último de los que componen la Biblia, en el fin del mundo la humanidad será barrida de la tierra por cuatro azotes, cada uno representado por un jinete, que son la peste, el hambre, la guerra y la muerte.

Sobre la población yemenita ya cabalgan estos cuatro jinetes y, ciertamente, su población corre grave peligro de desaparecer ante la mirada indiferente de la comunidad internacional, reacia a reaccionar.

La Organización Mundial de la Salud advirtió recientemente que la epidemia de cólera en Yemen es la mayor conocida en nuestros días y se extiende a una velocidad inusitada, bajo el impulso del caos y la ausencia de un sistema sanitario capaz de contenerla.

Como promedio a cada hora muere una persona en ese país debido a esta enfermedad, agravada por el colapso de la estructura de salud, falta de agua potable, alimentos y medicinas para salvar vidas, sobre todo de niños.

Las organizaciones comprometidas con la solución de esta crisis, entre ellas la FAO, carecen de los recursos financieros necesarios para garantizar la asistencia humanitaria, mientras uno de los protagonistas del conflicto, Arabia Saudita, firmó este año un contrato militar con Estados Unidos por más de cien mil millones de dólares para adquirir armas de la más avanzada tecnología.

Yemen no es un país con importantes recursos energéticos ni minerales, su territorio es mayormente desértico y en algunos lugares prácticamente nunca llueve, por lo que la agricultura es precaria y de sobrevivencia.

Sin embargo, tiene la fatalidad de estar situado en una posición geográfica de un enorme valor estratégico, en el golfo de Aden y la garganta de entrada al mar Rojo, por donde todos los días transitan buques cargados con cientos de miles de barriles de petróleo con rumbo al canal de Suez.

Muchas potencias están dispuestas a matar, y de hecho lo están haciendo, para tener control sobre este privilegiado lugar.

Que allí vivan unos 25 millones de personas cuya vida podría perderse a consecuencia de un mero accidente geográfico, parece no tener mayor importancia.

El hambre, la peste, la guerra y la muerte, los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgan a sus anchas en Yemen cumpliendo su tarea que en este mundo de hoy pronto los llevará a otro país. ¿Estará el tuyo en la lista?