Falta prácticamente un mes para que se celebren las elecciones legislativas en Alemania y todo parece indicar que, a diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos, Francia o el Reino Unido donde hubo resultados sorprendentes, allí todo transcurrirá de acuerdo con un libreto ya escrito que le garantizará a la canciller federal, Angela Merkel, su cuarto mandato consecutivo.
A pesar de momentos complejos, que no estuvieron ajenos a las ácidas discusiones en torno al tema de los refugiados, ni al azote del terrorismo, la señora Merkel no parece haber sufrido mayor desgaste luego de 12 años al frente del ejecutivo.
No ha sido una carrera fácil en la dirección de la principal potencia económica de la Unión Europea, organismo muy golpeado por la crisis financiera global iniciada en 2008, que obligó a tomar severas medidas de austeridad, muy criticadas por la población y los partidos de izquierda.
A la canciller federal se le reprocha haber negociado con mano de hierro la situación en Grecia, imponiendo draconianas condiciones para ofrecer asistencia financiera, que nunca llegó a la industria o el sistema productivo porque su objetivo era aliviar a los bancos y pagar la deuda. Esta política provocó una verdadera crisis humanitaria de la que el país heleno no ha logrado salir por completo.
La también presidenta de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania sorprendió a todo el mundo cuando decidió abrir las puertas del país a los refugiados que eran rechazados en casi toda la Unión Europea.
Esto le acarreó una gran cantidad de críticas entre sus propios partidarios y la llevó a un mínimo de popularidad que hizo pensar a finales del año pasado que los comicios de septiembre de 2017 resultarían los más disputados de las últimas décadas.
Esta impresión creció cuando en enero pasado el Partido Socialdemócrata decidió poner como candidato al expresidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, lo que hizo cruzar a esa agrupación la barrera de 30 por ciento de intención de voto por primera vez en muchos años.
Schultz, sin embargo, no logró cristalizar una oferta política superior a la de Merkel y su estrella fue declinando poco a poco. El golpe final lo dió la mandataria cuando apareció como la voz europea capaz de enfrentar las disparatadas y cambiantes políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A menos de 30 días de las elecciones, los demócrata cristianos le sacan 15 puntos porcentuales a los socialdemócratas de Schultz, una tendencia que se antoja irreversible a menos que ocurra un suceso extraordinario que no figure para nada en la agenda política alemana.
Lo que resta por saber es con quién hará alianza Ángela Merkel, pero las mayores posibilidades las tienen los liberales, lo que augura un período más a la derecha que los anteriores, una tendencia que se repite en otras naciones europeas.
La canciller federal seguirá por otros cuatro años como una de las mujeres más poderosas del mundo y rebasará o igualará a algunos de sus más conocidos predecesores, como Konrad Adenauer o Helmuth Kohl. Si esto es para bien o para mal, será el tiempo quien lo revelará.(Fuente/Guillermo Alvarado)