Un Nobel de la Paz bastante aceptable

Editado por Maite González Martínez
2017-10-10 10:13:34

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Por: Guillermo Alvarado

Acostumbrados a los vaivenes del Comité Noruego que otorga el Premio Nobel de La Paz, que archiva en su historial algunas decisiones bastante cuestionables, parece ser satisfactorio el otorgamiento del galardón de este año a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, aunque algunos consideran que había mejores candidatos, incluso dentro del delicado asunto de la energía atómica.

Vivimos momentos muy complicados, sobre todo después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó ante toda la comunidad internacional con “la destrucción total” a la República Popular Democrática de Corea y ejecuta un vulgar chantaje con su eventual retirada del acuerdo firmado por varias potencias con Irán a propósito de su programa nuclear.

Justamente este instrumento jurídico internacional era uno de los candidatos favoritos a recibir el Nobel de la Paz, debido a que vino a aliviar las tensiones en uno de los puntos de mayor urticaria para el planeta y logró que la razón primara sobre la fuerza al reconocer el carácter pacífico de las investigaciones que lleva adelante Teherán y su derecho a realizarlas.

El exprimer ministro de Suecia, Carl Bildt, dijo que el pacto con Irán mostró resultados concretos y merecía el premio. Otros analistas señalan que otorgar el Nobel a este acuerdo habría sido un mensaje claro al presidente Trump y sus abiertas, y aviesas, intenciones de abandonarlo, lo que multiplicaría por cero sus posibilidades.

Parece, sin embargo, que el Comité Noruego no tuvo el carácter suficiente para enviar este mensaje, pero hay que reconocer que si bien su decisión pudo ser mejor, también es bueno el reconocimiento a una entidad que lucha por el completo desarme nuclear, y no sólo por el de aquellos países que no son del agrado de Washington o de la belicista OTAN.

La Campaña Internacional está formada por unas 450 organizaciones no gubernamentales y personalidades de unos 100 países y aunque carece de poder real para conseguir sus propósitos, es una espina moral clavada en el costado de las potencias que fabrican y almacenan este tipo de armas de destrucción masiva.

Hay en nuestro planeta unas 15 mil ojivas nucleares, de las cuales cinco mil están desplegadas, es decir que son operativas en cualquier momento en que a alguna mente desquiciada se le ocurra apretar un botón.

El grupo de naciones dueñas de estos arsenales está formado por Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. De todos ellos hay algunos que si bien no fabrican más bombas, si anunciaron importantes inversiones para modernizar las que ya tienen. Se trata de Estados Unidos que gastará la bicoca de 400 mil millones de dólares en estas tareas, y Reino Unido, donde se destinarán 40 mil millones de libras esterlinas para afinar sus bombas de la muerte.

Si no ocurre una desgracia que borre todo vestigio de nuestro paso por el universo, los historiadores del futuro pasarán trabajo para explicar cómo fue posible que seres presuntamente racionales e inteligentes, llegaran a este nivel de locura. FIN



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