Por: Roberto Morejón

El gobierno estadounidense de Donald Trump y similares de derecha en Argentina, Brasil y otros países de América Latina y Europa desataron una feroz ofensiva política para hacerle creer al mundo que los resultados de las recientes elecciones en Venezuela son fraudulentos.

Apoyados por las corporaciones mediáticas, esos gobiernos se pronuncian sobre la situación de Venezuela como si fuera la propia, en un acto de injerencia febril e impúdico.

Si la beligerante y atomizada derecha venezolana NO logra asimilar la aplastante victoria del Partido Socialista Unido de Venezuela en los comicios de gobernadores con 18 de 23 opciones, menos pueden hacerlo los gobiernos de derecha y Donald Trump.

Todos repiten los mismas cantinelas acerca de supuestos traslados de urnas, coacción a votantes y parcialidad de la Comisión Nacional Electoral.

Se trata de la misma entidad que organizó el sufragio de las legislativas de diciembre de 2015 cuando la MUD, Mesa de la Unidad Democrática, obtuvo mayoría transitoria en la Asamblea Nacional.

La derecha internacional y sus socios extremistas en Venezuela certificaron aquel conteo porque la oposición salió airosa, desenlace, por cierto, aceptado por el chavismo.

Pero NO puede ocurrir a la inversa. Los mismos que llamaron a incendiar a Venezuela se niegan a avalar el conteo del Consejo Nacional Electoral porque solo se alzaron con la victoria cinco de 23 aspirantes a gobernadores representantes de la MUD.

Tan seguros estaban de su triunfo que NO acreditan un ejercicio cívico donde se utilizó un sistema de conteo moderno, auditado y bajo supervisión extranjera.

Ahora bien, NO es unánime la postura opositora, pues desde antes de la consulta se evidenciaban las profundas divisiones de ese conglomerado político, sacudido por ambiciones personales, revanchismo, torpezas, divorcio con el pueblo y deudas con intereses foráneos.

El dirigente contrincante Henry Ramos Allup afirmó que la abstención los "afectó terriblemente".

El cabecilla de Acción Democrática dijo que la MUD obtuvo 4,8 millones de votos, "tres millones menos que en las parlamentarias de 2015”.

Otro de los que mostró acuerdo con los resultados fue Henri Falcón, gobernador saliente y excandidato de la MUD por el estado de Lara, quien señaló que el balance será "trágico".

Pero sería un error esperar un triunfo de la cordura entre los opositores porque conservan el aliento de Trump, la OEA y capitales occidentales.

Los chavistas deben estar alertas porque además de hablar de fraude electoral los opositores obstaculizarán los planes para aliviar la crisis económica y pueden conspirar desde los tres estados fronterizos con Colombia ahora en su control. FIN