Por: Roberto Morejón
Con amor y despliegue de habilidades, historiadores, artistas y obreros ultiman los preparativos de la próxima inauguración oficial en La Habana de la réplica de la estatua ecuestre de José Martí en el Parque Central de Nueva York.
Gracias al empeño de autoridades cubanas y en especial del historiador de La Habana Eusebio Leal y con la colaboración de instituciones y residentes en Estados Unidos, llegó al país antillano la réplica de la efigie.
La escultora estadounidense Anna Hyatt quiso reflejar en el original la muerte del Héroe Nacional de Cuba José Martí el 19 de mayo de mil 985, cuando una bala disparada por las tropas colonialistas españolas truncó la vida del más universal de las nacidos aquí.
La inauguración del conjunto escultórico en un parque capitalino y otras actividades programadas constituyen el modesto homenaje de los cubanos a un patriota cuyas ideas tienen plena vigencia.
Se trata de un intelectual y humanista brillante que a pesar de sus afecciones de salud se erigió en núcleo del heroico proceso independentista que estalló en mil 895 y concluyó tres años después, aunque luego fue manipulado por Estados Unidos.
El también escritor y periodista personifica los compendios éticos, el vehemente patriotismo, el principio del honor y de la dignidad humana y una proyección latinoamericanista como la defendieron otros insignes patriotas de la región.
Al llevarlo al contexto del presente, los cubanos valoran que el ideario martiano reafirma la disposición de la humanidad para construir un orden mundial más justo y racional.
Muchos de los ensayos, análisis y discursos de José Martí aportan lecciones e ideas sobre cómo enfrentar problemas de la Humanidad aún latentes.
La Revolución Cubana de mil 959 es sucesora de la lucha por la independencia y asume a José Martí como alegoría primordial.
El ideario del Maestro fue reivindicado por la Generación del Centenario de su natalicio, en mil 953, e instrumentado primero en la insurrección y luego después del triunfo bajo la guía de Fidel Castro.
Hoy, cuando está en La Habana la réplica de la estatua ecuestre de José Martí en el Parque Central de Nueva York, es válido evocar la solidez de los lazos entre los pueblos cubano y estadounidense, sin importar que algunos poderosos quieran torcer esa verdad.
El Apóstol así lo reafirmó. Una razón más de los cubanos para estudiar su obra y pensamiento, pues como exhortara Ernesto Che Guevara a centenares de escolares el 28 de enero de mil 960, es imprescindible pensar en Martí.