Caso Odebrecht de nuevo en la mira

Editado por Maite González Martínez
2018-01-24 08:03:23

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Por: Guillermo Alvarado

La captura en Estados Unidos por una irregularidad migratoria del político y excandidato presidencial de Guatemala, Manuel Baldizón, sacó de nuevo a la luz el escándalo del sistema de corrupción diseñado por la firma constructora brasileña Odebrecht, toda vez que el sujeto en cuestión está acusado en su país de recibir dinero sucio para financiar su campaña electoral de 2015.

Datos revelados por la fiscal general del país centroamericano, Thelma Aldana, señalan que el político recibió cerca de tres millones y medio de dólares cuando aspiraba por segunda ocasión a la máxima magistratura, aunque fue derrotado y prácticamente puso fin a su vida política.

A cambio de este dinero, el partido dirigido por Baldizón, que tenía una nutrida presencia en el Congreso de la República, adjudicó a la firma brasileña jugosos contratos para la construcción y ampliación de carreteras, que a la postre no se llevaron a cabo y todavía son objeto de litigio en los tribunales.

Fue una práctica común de Odebrecht efectuar pagos ilícitos a candidatos en distintos países de América Latina con el objetivo de cobrar en favores políticos o económicos en caso de que estos llegasen al poder.

Hasta donde se conoce, en este esquema la constructora habría distribuido por toda la región entre 2001 y 2016 unos 800 millones de dólares en sobornos, que le permitieron agenciarse de contratos públicos por doquier.

El escándalo reventó en 2014, si bien las investigaciones comenzaron a profundizarse un año después y en 2017 cayeron varios de los implicados en la trama, entre ellos el mismo propietario de la empresa, Marcelo Odebrecht, quien recibió una condena de 19 años de cárcel.

Sin embargo, y como bien dice el dicho popular, poderoso caballero es don dinero, el magnate corrupto sólo cumplió dos años y medio de su pena y el 20 de diciembre pasado, cuando todo el mundo miraba hacia los festejos navideños, salió de prisión para cumplir el resto de la condena en su lujosa mansión, cómodamente acompañado por su esposa y sus hijos.

Otro de sus cómplices que ha logrado evadir la mano de la justicia hasta ahora es el presidente golpista de Brasil, Michel Temer, al que un congreso, aún más corrupto, le ha garantizado la más amplia impunidad.

Peor le fue a los expresidentes de Guatemala, Otto Pérez Molina, y de Perú, Ollanta Humala, que aguardan tras las rejas el debido proceso, mientras otro antiguo jefe de Estado peruano, Alejandro Toledo, está prófugo de la justicia.

Largo es el expediente de esta firma, que demostró cómo la corrupción no es un problema local sino internacional y que se requieren acciones conjuntas para enfrentarla porque, igual que un cáncer, carcome la institucionalidad, ofende y tima a los pueblos y desvía recursos que, bien empleados, podrían generar bienestar a millones de personas. No en balde el papa Francisco la calificó como peor que un pecado, que consume el cuerpo y el espíritu y destruye a la persona humana.



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