Alemania tiene gobierno...por ahora

Editado por Jessica Arroyo Malvarez
2018-02-09 09:51:32

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El bloque continental también enfrenta las presiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuya política exterior ha dejado de considerar un socio al

Por Guillermo Alvarado

Después de casi 140 días de las últimas elecciones legislativas en Alemania, los dos principales partidos políticos, el Demócrata Cristiano, CDU, de la canciller federal Ángela Merkel, y el Social Demócrata, SPD, del opositor Martin Schultz, arribaron a un acuerdo para formar un nuevo gobierno y poner fin al período de inestabilidad más largo en la historia reciente de la locomotora europea.

Los líderes de ambas formaciones se declararon satisfechos por el pacto, en cuyas negociaciones participaron hasta 90 representantes de cada parte y que está llamado a darle un nuevo impulso a la economía alemana, con el eje puesto en el fortalecimiento de la Unión Europea, lo que significa un respiro de alivio para sus socios que enfrentan la traumática separación del Reino Unido, el llamado brexit cuyas consecuencias todavía no han sido bien ponderadas.

El bloque continental también enfrenta las presiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuya política exterior ha dejado de considerar un socio al mecanismo integrador europeo, para mirarlo más bien como a un rival.

Merkel consolidaría su cuarto mandato consecutivo y se mantendría como la figura política más fuerte, no solo de su país, sino de la Unión Europea, y la única capaz de enfrentar y controlar al imprevisible jefe de la Casa Blanca.

Pero no todo es miel sobre hojuelas y el acuerdo alcanzado entre ambos partidos todavía está pendiente de ser aprobado por las bases a lo largo de febrero y en los primeros días de marzo.

Los socialdemócratas de Schultz iniciarán un proceso de votación al cual están convocados casi medio millón de militantes, y los demócrata cristianos realizarán un congreso a partir del 26 de febrero en Berlín, donde se someterá a consideración de los delegados el nuevo gobierno.

Uno de los puntos en conflicto es la distribución de los cargos en el nuevo ejecutivo, donde la Merkel ha sido criticada por dejar en manos de sus rivales carteras consideradas estratégicas, como Asuntos Exteriores, que ejercería Martin Schultz, y la de Finanzas, calificada en ese país de todopoderosa.

No faltan quienes opinan que ella quiere mantener el cargo a toda costa, aún sacrificando una buena parte del poder.

Los días que vienen serán de una intensa campaña de los líderes de los dos partidos para convencer a su membresía de que se trata del mejor acuerdo posible y que las alternativas serían lamentables.

En efecto, si el sufragio es negativo y el pacto naufraga, queda poco por hacer. Una salida es que el presidente Frank-Walter Steinmeier presione a los partidos pequeños, entre ellos los ambientalistas, para intentar una coalición cuatripartita, que no funcionó en el pasado reciente.

Otra es que Merkel intente gobernar en solitario, un ejercicio desgastante porque cada decisión tendría que ser sujeta a negociaciones. Si todo eso falla, no quedaría sino volver a convocar a elecciones para retornar, quizás, a l mismo punto de hoy día, lo que significaría un bochorno y una pérdida de prestigio para Alemania.



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