Europa tiembla... de frío

Editado por Jessica Arroyo Malvarez
2018-02-28 10:29:56

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Foto: Archivo

Por Guillermo Alvarado

 Una ola de aire siberiano intensamente frío está azotando a la mayor parte de países europeos, donde la muerte de casi una veintena de personas ha puesto el dedo en una de las llagas más dolorosas en ese continente, que forma parte del denominado mundo desarrollado, pero no ha logrado eliminar el fenómeno persistente de las personas desposeídas que viven en las calles de las grandes ciudades.

Las imágenes son insólitas, como las calles de Roma, la capital italiana, tapizadas de blanco, o la bahía de Ajaccio, en la isla francesa de Córcega, cubierta por la nieve, un fenómeno que no ocurría en los últimos 30 años.

Pero detrás de las postales, está el sufrimiento de miles de hombres, mujeres y niños que carecen del derecho elemental de la vivienda y pernoctan al amparo de una acera, un puente o en los rincones de los parques.

Entre ellos se cuentan las víctimas de la ola polar, llamada en ese continente el “oso siberiano”, o “la bestia del este”, que desde el Báltico hasta el Mediterráneo está azotando desde hace un par de días.

Entre los fallecidos hay nueve en Polonia, cinco de los cuales perecieron de hipotermia en la noche del lunes para el martes, una de las más crudas. En Francia tres personas “sin domicilio fijo”, como clasifica pulcramente la administración pública a quienes tienen la desgracia de carecer de un techo, perecieron ante la furia invernal. Las otras muertes ocurrieron en Rumania, Italia y Lituania, donde el común denominador de todos era la indigencia.

La pobreza extrema en ciudades llenas de oropel, como Roma o París, por ejemplo, es difícil de percibir, pero un observador atento puede darse cuenta cómo bien entrada la noche cambia la configuración de los habituales en los túneles del metro, pues comienzan a arribar quienes aspiran a pasar allí la noche.

Otros se acercan a los centros de albergue para conseguir una plaza, que también les proveerá de una manta y una sopa caliente, pero muchos deben acudir simple y llanamente a la calle, donde en las noches muy frías organizaciones humanitarias distribuyen comida para aliviar la situación.

Los números hablan por sí solos. El gobierno francés reconoció que para evitar tragedias durante estos días se habilitaron cinco mil 344 plazas adicionales en los sitios de acogida de los sin techo, que en todo el país suman unos 145 mil.

La situación no es para menos. París está pasando las noches con temperaturas récord de 12 grados centígrados bajo cero, mientras en el norte del país llegan a menos 20.

En Bélgica el termómetro bajó hasta menos diez grados; en Suiza fueron 28,3 bajo cero; en Italia se abrieron tres estaciones de metro y una de tren para proteger a los sin abrigo; en Alemania hubo menos 20 grados y los sin techo colmaron los puntos de albergue en Berlín, situación que se repitió en Holanda y Reino Unido.

Frío glacial en invierno, excesivo calor e incendios en verano. Por todos lados el clima está demostrando que ya cambió y los récord históricos en uno u otro sentido se rompen con tanta frecuencia, que pronto dejarán de ser noticia para convertirse en parte cotidiana en una vida que nos hemos empeñado en arruinar con entusiasmo digno de mejor causa.



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