Guatemala, entre los peores países del mundo

Editado por Jessica Arroyo Malvarez
2018-03-24 09:56:23

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La pobreza y la pobreza extrema aumentaron en Guatemala durante los últimos años. Foto: Internet

Por Guillermo Alvarado

Cantada por poetas y músicos por la belleza de su paisaje, su colorido, su composición multicultural y una privilegiada configuración geográfica, Guatemala oculta en su seno las más brutales desigualdades que llevaron a la Organización de las Naciones Unidas a considerarlo como uno de los peores países del mundo.

Al presentar el coeficiente de Gini, que mide las disparidades en las distintas naciones del planeta, la representante en la nación centroamericana del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Liliana Valiña, confirmó que en el otrora “país de la eterna primavera” lo que tiende a perpetuarse son la desigualdad y un racismo estructural.

Tres décadas y media de guerra y un accidentado proceso de paz, rico en acuerdos y otros documentos, pero avaro en transformaciones concretas, no fueron capaces de borrar las huellas de siglos de explotación, pillaje y un silencioso genocidio contra los descendientes de una de las más maravillosas civilizaciones del continente.

Así lo demuestran las estadísticas ofrecidas por Valiña, que resultan aterradoras. Casi la mitad de los niños padecen desnutrición crónica en un territorio donde la naturaleza es pródiga en todo tipo de frutos.

El 60 por ciento de los 16 millones de guatemaltecos viven en la pobreza, pero entre los indígenas que habitan las áreas más inhóspitas, donde la energía eléctrica y el agua potable son un lujo e internet es ciencia ficción, este indicador se eleva hasta el 79,2 por ciento, es decir las cuatro quintas partes de estas comunidades.

 

La vida no es mejor para los habitantes de las ciudades, donde la violencia es una de las principales causas de fallecimientos. De acuerdo con los datos oficiales este azote descendió en 2,4 por ciento el año pasado, pero de todas maneras ocurrieron 4 mil 553 muertes por esta causa, es decir 12,46 como promedio cada día.

Los asesinatos de mujeres crecieron en 8 puntos porcentuales, para un total de 662 feminicidios, muchos de ellos perpetrados con ensañamiento, como el desmembramiento de las víctimas.

En el otro extremo, hay una clase política corrupta y viciada que cohabita en contubernio con los sectores dominantes de la economía. En estos momentos hay dos expresidentes y una exvicepresidenta capturados por apropiarse de dinero público.

El actual jefe de Estado, Jimmy Morales, quien llegó al cargo con el banderín de “ni corrupto, ni ladrón” vive a salto de mata por las constantes denuncias en su contra.

Entre las últimas, figura que sus lujos personales son pagados por fondos del Estado con sumas que serían suficientes para mantener durante un año a decenas de familias.

Guatemala, por cierto, forma parte del llamado “grupo de Lima”, que hasta ayer era liderado por el defenestrado –y también corrupto- presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczinsky, y cuyos cañones estaban virados hacia la República de Venezuela.

¿Qué hace Guatemala pretendiendo dar lecciones de democracia, o lo que sea, a la Patria de Bolívar, mientras mata de hambre a sus propios hijos?

No en mi nombre, señor Jimmy Morales. Y estoy seguro de que tampoco en el de los guatemaltecos decentes, que son muchos y deben alzar ya su voz contra eso que acertadamente se ha dado en llamar “pacto de corruptos” que desgobierna al país.



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