Por María Josefina Arce.

Con un 15 por ciento de indecisos Costa Rica irá este domingo por segunda ocasión a las urnas para elegir al nuevo presidente del país centroamericano entre los candidatos Fabricio Alvarado, del PRN, Partido de Restauración Nacional, y Carlos Alvarado, del gobernante PAC, Partido Acción Ciudadana.

Hasta el momento nada parece decidido, pues los sondeos están divididos respecto a cuál candidato tiene mayor apoyo. Algunos muestran un empate técnico, mientras que otros dan una cómoda ventaja de hasta siete puntos al aspirante conservador y predicador evangélico Fabricio Alvarado.

Recordemos que en la primera vuelta de las elecciones generales, efectuada el pasado 4 de febrero, se impuso Fabricio Alvarado con 24, 78 por ciento de los votos, seguido por Carlos Alvarado con 21,74 por ciento.

Si bien la situación económica de la nación y el escándalo de corrupción conocido como “el cementazo” han estado de trasfondo en la campaña electoral, los temas que se han impuesto en la sociedad costarricense, calificada por los expertos como sumamente conservadora, son el aborto y el matrimonio igualitario.

Precisamente la oposición a una unión conyugal entre personas del mismo sexo hizo que Fabricio Alvarado ganara en el favor del electorado, al sumar al beneplácito de sus correligionarios el de un sector de los católicos.

Lo cierto es que la carrera por la presidencia ha estado dominada por el factor religioso. De hecho el Tribunal Supremo de Elecciones ordenó en las últimas horas a los líderes evangélicos del Partido Restauración Nacional abstenerse de incidir en la libre decisión de los electores y de actuar en contra de los principios de transparencia y publicidad.

La orden cautelar fue emitida luego de que el noticiero Interferencias, de la radioemisora de la Universidad de Costa Rica, revelerá un audio del encuentro de Fabricio Alvarado con unos 100 líderes evangélicos para pedirles su ayuda a fin de conseguir votos en sus congregaciones.

El Tribunal Supremo Electoral advirtió que el incumplimiento de la medida cautelar podría constituir el delito de desobediencia previsto en el Código Penal, y sancionado desde seis meses a tres años de prisión.

En medio de este panorama ambos candidatos han expuesto su programa de gobierno. El oficialista Carlos Alvarado ha prometido reducir a la mitad el creciente déficit fiscal con una reforma fiscal integral y medidas de austeridad que devuelvan el equilibrio a la economía del país centroamericano.

De imponerse en la segunda ronda la tarea no será fácil, pues el gubernamental Partido Acción Ciudadana pasó con 10 diputados a ser la tercera fuerza en la Asamblea Legislativa, al perder tres asientos en la primera etapa de los comicios.

Fabricio Alvarado por su parte, ha prometido luchar contra la corrupción, reducir los gastos del gobierno, promover el desarrollo de infraestructuras y una "gran reforma educativa" para fortalecer la capacitación de los maestros y dar "herramientas de emprendimiento" a los estudiantes.

Su partido de Restauración Nacional está en mejor posición, ya que con 14 diputados se ha convertido en la segunda fuerza parlamentaria.

Lo seguro hasta el momento es que ya sea Fabricio Alvarado o Carlos Alvarado el que consiga llegar a la presidencia de Costa Rica deberá lidiar con la crítica situación fiscal, el estancamiento del empleo y el deterioro de la seguridad en el país centroamericano.