Por: Guillermo Alvarado

En Paraguay, país que vivió una larga dictadura de tres décadas y media bajo el yugo de Alfredo Stroessner y en años recientes un golpe de Estado parlamentario que depuso al legítimo presidente Fernando Lugo, los ciudadanos están llamados este domingo a las urnas para elegir a sus nuevas autoridades.

Se trata de una votación donde de alguna manera rondará el fantasma del añejo dictador, porque uno de los candidatos con más posibilidades de alcanzar la presidencia de la nación sudamericana es Mario Abdo Benítez, propuesto por el Partido Colorado.

Resulta ser que el padre del aspirante, de igual nombre, fue durante muchos años secretario y hombre de total confianza de Stroessner y por eso no resulta raro que en la campaña proselitista su vástago haya reivindicado aspectos de la política del tirano, en particular los beneficios que otorgó a las capas dominantes de la sociedad.

En su propuesta de gobierno, Abdo Benítez ofrece mantener un régimen fiscal muy blando para las empresas nacionales y extranjeras, con el pretexto de que eso facilitaría el ingreso de capitales foráneos al país y de alguna manera aceleraría la decaída economía paraguaya.

Asimismo, el candidato colorado está dispuesto a mantener el énfasis en los temas de seguridad por medio del fortalecimiento de las fuerzas armadas y la policía, lo que incluye un severo control de las fronteras con el argumento de combatir el tráfico de estupefacientes y otras formas de crimen organizado.

En materia de educación está dispuesto a abrir las puertas al sector privado, con lo que no sólo encarecería el costo de este servicio, sino que lo convertiría en un derecho casi exclusivo para las élites en tanto que los menos favorecidos, que son la mayoría de la población, quedarían excluidos o lo recibirían con ínfima calidad.

Su contrincante de más peso es Pedro Efraín Alegre, de la Gran Alianza Nacional Renovada, GANAR, grupo en el cual está incluido el Frente Guazú dirigido por Fernando Lugo.

Alegre apuesta también por fortalecer la economía, pero utilizando para ello los recursos nacionales, entre ellos las grandes centrales hidroeléctricas de Yacyretá e Itaipú, que pueden ser fuente de riqueza y de empleos.

Generalizar la educación pública y gratuita, bajar el precio de los servicios básicos indispensables, como salud y energía eléctrica e impulsar un nuevo contrato social que incluya a los sectores empresariales, sociales y sindicales, figuran entre los proyectos que el candidato de GANAR propone a los ciudadanos.

Además de presidente y vicepresidente, los más de cuatro millones 300 mil paraguayos elegirán este domingo también a 45 senadores titulares y 30 suplentes, 80 diputados, 18 representantes al parlamento del Mercosur y 17 gobernadores departamentales.

La gran duda de estos comicios es si Paraguay seguirá la senda conservadora que impulsó Horacio Cartes hasta ahora, durante cuya administración la pobreza creció, o si retornará a las políticas de beneficio social que impulsó Lugo y que fueron cortadas de tajo por un golpe impulsado por la derecha nacional y regional.