Por: Roberto Morejón
Como si fueran pocos los frentes de disputa abiertos, el presidente estadounidense, Donald Trump, inauguró otro con sus insolentes apremios a la OPEP para reducir, sin objeciones, los precios del petróleo.
La administración republicana presiona a la Organización de Países Exportadores de Petróleo para que desista de reducir las producciones de crudo y lograr así la rebaja de los precios, triplicados desde 2016.
Los términos empleados por el magnate inmobiliario son tan ríspidos que parecen órdenes.
Trump, NO obstante, tropieza con una posición global del grupo reacia a cesar el declive productivo.
Es cierto que su estrecho aliado Arabia Saudita duda entre secundar a la OPEP o atender los apremios febriles de Trump para que los precios bajen, pero está por ver si este último logra su cometido después de un ruidoso desplante.
El primer mandatario de la nación norteña dijo sin sonrojarse que el rey saudita “NO duraría dos semanas” sin el apoyo de las fuerzas militares estadounidenses.
El hombre casi atado a la red social TWITTER, llega tan lejos porque siente temor de que el presumible aumento de la gasolina en Estados Unidos irrite a los votantes y castiguen a los republicanos en las elecciones legislativas en noviembre.
Ahora bien, son muchos los que piensan que una vez más el irascible morador de la Casa Blanca vuelve a cometer el error de buscar culpables de los problemas allende los mares, y elude su responsabilidad.
Con sus diatribas contra Irán y la imposición de sanciones, el presidente de la potencia mundial fue el que sembró el desconcierto en el mercado petrolero.
Ese ámbito comercial está inquieto ante el alegado vacío que dejaría la presumible caída de las exportaciones de crudo iraní como secuela de las penalizaciones de Washington.
Precisamente, las autoridades del país persa acusaron a Trump de ser el responsable del aumento de los precios del energético por castigar a Irán.
Por su lado, el presidente ruso, Vladimir Putin, instó al gobernante estadounidense a buscar causantes del inconveniente en otros escenarios y destacó el impacto negativo en el mercado de las sanciones de Washington a Venezuela.
Envuelto en una ola de críticas por tildar de estafadora a la OPEP y aventurar una cifra de cuánto más podría producir el grupo, el señor Trump insiste en dividir a sus miembros y suma controversias.
Antes atentó contra el acuerdo nuclear con Irán, generó ira por trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, anuló la participación en la UNESCO y el Consejo de Derechos Humanos, ahondó disputas con Turquía y dictó una guerra comercial.
Sin dudas, un balance impugnable destinado a dilatarse.