Por: Guillermo Alvarado
La autodeterminación de los pueblos, la no intervención en asuntos internos de otros Estados y la cooperación para el desarrollo son los principios rectores fundamentales de la política exterior de México, recordó el presidente de esa nación latinoamericana, Andrés Manuel López Obrador.
De esta manera, el gobernante respondió a las críticas de algunos sectores políticos, entre ellos el conservador Partido Acción Nacional, PAN, a la decisión de ese país de no firmar una declaración del llamado “grupo de Lima”, donde por instigaciones de Estados Unidos se pretende desconocer a las autoridades de Venezuela y se llama a la desestabilización interna y al golpe de Estado en la República Bolivariana.
No se trata, dijo López Obrador, de una cuestión de simpatías, sino de respetar lo establecido en la Constitución donde, por si acaso, recordó que también se dicta que es potestad del jefe de Estado la conducción de la política exterior.
De esta manera se rescatan tradiciones que tanto prestigio le dieron a la patria de Benito Juárez, aquel que estableció que el respeto al derecho ajeno es la paz.
Lamentablemente durante las dos administraciones del PAN, encabezadas por Vicente Fox y Felipe Calderón, así como en el gobierno de Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional, estos valores se hicieron añicos y México siguió los dictados de Washington en contra de los gobiernos progresistas y organizaciones novedosas de la región, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión de Naciones Sudamericanas.
Así lo reconoció el presidente durante una conferencia de prensa en el Palacio Nacional, donde señaló que la política exterior mexicana ha sido reconocida en todo el mundo por mantener los principios de la no intervención y el respeto a la soberanía de las naciones, pero que por un tiempo se abandonaron para secundar "decisiones tomadas en otras latitudes y por otras causas”.
También informó que la secretaría de Relaciones Exteriores designará a la persona que representará oficialmente a ese país durante el acto de toma de posesión para un nuevo mandato del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Precisamente el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, instruyó a los diplomáticos a practicar una política exterior que defienda la no intervención, la solución pacífica de los conflictos y la cooperación para el desarrollo.
Durante la trigésima reunión de embajadores y cónsules el canciller recordó a los representantes del Estado mexicano en el exterior que las causas globales que animan al gobierno de López Obrador son los derechos humanos, fortalecimiento de valores democráticos, preocupación sobre el cambio climático y las acciones para salvaguardar a las futuras generaciones.
Con América del Norte, dijo, se van a necesitar nuevas respuestas, que no apelen solo a las tradiciones sino que también a la imaginación.
Se trata, pues, de una nueva época que arroja luz sobre el hemisferio, justo cuando en algunos países se han instalado gobiernos sumisos a la Casa Blanca y hostiles a los valores de la solidaridad, la igualdad y cooperación entre los pueblos que animaron a Juárez, Simón Bolívar, José Martí y todos nuestros padres fundadores.