Por: Guillermo Alvarado
En comentario reciente señalé cómo el autonombrado presidente temporal de Venezuela, Juan Guaidó, comenzó su de-formación política hace más de una década en el Centro de Aplicación de Estrategias y Acciones no Violentas, CANVAS, con sede en Belgrado, Serbia, y prometí hablar un poco sobre uno de los principales financistas de esa tenebrosa entidad.
Se trata nada menos que de la Fundación Nacional para la Democracia, en inglés la National Endowment for Democracy, NED, una creación del gobierno de Estados Unidos para luchar contra el comunismo e imponer su hegemonía por los métodos que sean necesarios.
Si uno lee los estatutos de CANVAS hay uno de ellos donde reza que se nutre sólo de apoyos particulares, es decir que no recibe ninguna donación gubernamental y alguien podría preguntarse entonces cómo es que la NED paga la mayor parte de los gastos de esa organización.
Muy fácil. En realidad la Fundación Nacional para la Democracia hace hoy día el mismo trabajo que hacía la Agencia Central de Inteligencia, CIA, hasta finales de la década de los 60: subvertir el orden e intervenir en países cuyo gobierno o ideología son contrarios a los intereses de Estados Unidos.
El tema es que las tropelías de la agencia de espionaje de Washington comenzaron a salir caras en términos políticos por lo que ya en 1967 se comenzó a pensar en crear una institución que financiara abiertamente las intromisiones norteamericanas en el exterior.
De allí surgió un debate sobre cómo desarrollar la lucha ideológica contra la entonces Unión Soviética y otros países socialistas, que finalmente desembocó en la creación de la NED en 1983 durante la administración de Ronald Reagan.
Aunque fue aprobada en el Congreso y recibe su presupuesto del Estado, se decidió darle el carácter de Organización No Gubernamental, es decir privada, una fachada para incautos que ya casi no engaña a nadie.
Consta de cuatro departamentos o secciones que le permiten penetrar en cualquier sociedad: el Centro Internacional para la Empresa Privada; el Instituto de Sindicatos Libres; el Instituto Nacional Demócrata y el Instituto Nacional Republicano, ambos para asuntos internacionales.
Esta forma de organización le permite trabajar con los patronos, los trabajadores, las organizaciones sociales, estudiantiles o campesinas y también con los partidos políticos conservadores o moderados, según sea el caso.
Sus tentáculos se extienden por Asia, África, Europa y el continente americano y sus actividades van desde cursos de “capacitación”, léase indoctrinación; financiamiento electoral, asesorías y creación de grupos subversivos y hasta trabajo con bandas violentas, como lo hizo con los contras en Nicaragua y lo hace con los opositores en Venezuela. Fue una de las fuentes de ingresos de la terrorista Fundación Nacional Cubano Americana, con sede en Estados Unidos.
Es una organización poderosa y peligrosa. No es el único, pero es uno de los más dañinos brazos de Estados Unidos en el exterior que usa diversos métodos de lucha: la conspiración, la guerra ideológica y la violencia. Seguiremos con el tema, amigos.