Por María Josefina Arce.

Antes del terremoto de enero de 2010 Haití era la nación más pobre del hemisferio. El panorama no ha cambiado en los últimos nueve años.

De acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano, que elabora la ONU para medir el progreso de un país, los haitianos están entre los que peor calidad de vida tienen en el mundo.

La CEPAL, Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, confirmó que Haití continúa siendo el más pobre de América, pues su crecimiento económico en 2018 fue uno de los más bajos de la región.

La nación caribeña tiene un déficit presupuestario que supera los 86 millones de dólares, mientras que sufre una inflación de más del 15 por ciento y la pérdida del valor de su moneda nacional frente al dólar, en más del 20 por ciento.

A las pésimas condiciones sociales y económicas, agravadas por otros eventos meteorológicos, se suma la corrupción y el despilfarro de fondos públicos.

A finales de noviembre de 2018, un informe del Tribunal Superior de Cuentas confirmó que más de dos mil millones de dólares destinados al área social, fueron malversados por unos 15 ex funcionarios gubernamentales de Haití.

Desde hace meses ese estado caribeño es un polvorín, la situación se ha vuelto insoportable para los ciudadanos, que se han lanzado a las calles. Las protestas más recientes se iniciaron en este mes y han dejado al menos nueve muertos, de acuerdo con los medios de prensa.

Los manifestantes demandan la renuncia del presidente Jovenel Moise y de su equipo de gobierno, así como la adopción de medidas urgentes para enfrentar los principales problemas que afectan a los ciudadanos.

El dirigente campesino haitiano Jean-Baptiste Chavanne, citado por la televisora TELESUR, indicó que el país es "totalmente dependiente de la ayuda internacional, de una parte de los Gobiernos imperialistas y de las instituciones financieras internacionales".

Apuntó que las administraciones pasadas han privatizado todo. Ahora el plan es la privatización total, hasta los servicios como la salud y la educación.

El pasado día 5 el gobierno declaró una "emergencia económica", que incluye una reducción en el costo de los bienes de primera necesidad e incrementos en el acceso al crédito de las pequeñas empresas para intentar paliar la crisis.

Pero las protestas han continuado y las autoridades se han visto obligadas a adoptar otras medidas para aliviar la tensa situación imperante, que van desde la reducción del presupuesto del primer ministro, hasta la retirada de los privilegios a los funcionarios del estado.

Los haitianos están cansados de esperar una mejoría de sus condiciones de vida. Mala administración, desastres naturales y la injerencia de organizaciones que dicen tener un carácter humanitario y que se han aprovechado en su beneficio de la inestabilidad política y económica de la nación.