Por: Roberto Morejón

El ultraderechista presidente brasileño, Jair Bolsonaro, volvió a desconocer el importante papel de los médicos cubanos en el país sudamericano, sin aludir a la situación de algunos que decidieron permanecer allí.

El ex militar nuevamente la emprendió contra el acuerdo establecido entre el gobierno de la expresidenta Dilma Rousseff, la Organización Panamericana de la Salud y Cuba.

El arreglo se insertó en el elogioso programa Más Médicos creado por Dilma para llevar servicios básicos a sus compatriotas.

Gracias a la labor de los enviados de la mayor de las Antillas fueron atendidos en 5 años más de 113 millones de pacientes, en casi 3 mil 600 municipios.

Cuba se vio obligada a retirar a ese colectivo ante declaraciones irrespetuosas y condiciones laborales inadmisibles planteadas por Bolsonaro.

El primer mandatario conservador se ufanó recientemente a través de la red social Twitter de que los médicos cubanos fueran reemplazados.

Su punto de vista es incompatible con el de miles de brasileños, sobre todo los atendidos por los antillanos, agradecidos porque –dijeron-- nunca tuvieron una relación tan humana y eficaz con un médico.

Las expresiones de Bolsonaro reiteradamente despectivas hacia los hombres y mujeres de bata blanca de Cuba, llegan después de intensa faena para captar voluntarios interesados en cubrir las plazas vacantes.

La mayoría de esas ubicaciones corresponde a sitios intrincados, rechazados por los nativos, aunque ahora el obcecado exlegislador asegura que pudieron ser sustituidas por brasileños adiestrados en el exterior.

Pero el gobernante evitó referirse a la realidad de médicos cubanos que decidieron permanecer en la nación de 208 millones de habitantes.

El Ministerio cubano de Salud Pública informó días atrás que las autoridades brasileñas incumplieron los ofrecimientos de empleo a esas personas y a otras que formaron familias con ciudadanos oriundos del gigante sudamericano.

De acuerdo con publicaciones extranjeras, un número importante de los especialistas en las circunstancias referidas están desamparados.

Según esas fuentes, los médicos manifestaron en una carta: “Confiamos en Bolsonaro y él nos traicionó”.

Frente a esa coyuntura el Ministerio cubano de Salud Pública subrayó la disposición a recibirlos y ofrecerles empleo.

Como insistió la nota, Cuba colocó por encima de todo la dignidad humana, los derechos y la seguridad de sus médicos, incluidos los decididos a NO regresar al concluir su misión.

Esa justa medida fue anunciada mientras en Estados Unidos maniobran para restablecer el pérfido programa de robo de cerebros, dirigido a los profesionales cubanos de la salud que cumplen misión en el exterior.