Estados Unidos miente... otra vez

Editado por Maite González Martínez
2019-02-20 08:45:14

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Trump arremete contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, durante un acto de marcado carácter propagandístico en la Universidad Internacional de Miami. /EI

Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenaza abiertamente con una intervención militar contra la República Bolivariana de Venezuela bajo el manido argumento de “la necesidad de intervenir” ante una supuesta grave crisis humanitaria en la nación sudamericana.

Se trata en realidad de un eslabón más en la larga cadena de mentiras que el imperio del norte ha utilizado a lo largo de su historia para conseguir sus fines, apropiarse de valiosos recursos naturales u ocupar países que ocupan posiciones geoestratégicas o, simple y llanamente, deshacerse de gobiernos incómodos para sus intereses.

Recordarán amigos como cuando ya casi finalizada la guerra de independencia de Cuba, Estados Unidos se fabricó con el hundimiento del buque Maine el pretexto para intervenir en la contienda, “vencer” a la ya derrotada España y hacerse de un lugar en el Caribe, la llave del continente americano.

En los estertores de la II Guerra Mundial se llevó a cabo otra gran impostura cuando, con la excusa de salvar cientos de miles de vidas de soldados estadounidenses que se perderían en la toma de Japón, se arrojaron sobre él dos bombas atómicas que inauguraron la era nuclear, quizás la última en la evolución humana.

Falsedades fueron también las utilizadas para justificar las intervenciones en Guatemala, Cuba, República Dominicana, Granada, Nicaragua y Panamá, así como la traición a Argentina cuando Washington se alineo con Londres en la guerra de las Malvinas.

Todas estas viejas prácticas vistieron ropaje nuevo en el siglo XXI, con el invento de conceptos falaces, como la intervención humanitaria, cuya primera víctima fue la república de Yugoslavia, desmembrada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte debido a una presunta limpieza étnica contra la población de Kosovo.

La aventura bélica no fue aprobada por la ONU, pero eso le importó muy poco a sus perpetradores.

El ejemplo más grande del empleo de “fake news”, incluso antes de inventarse el término, fue el de las inexistentes armas de destrucción masiva en Iraq.

Ningún gobierno de Estados Unidos ha pedido jamás perdón al mundo por haber destruido un país, asesinado a miles de sus habitantes con el empleo de armas prohibidas por los acuerdos internacionales y apropiarse de sus recursos petroleros.

Somalia, Libia o Haití son otras naciones que han recibido la “ayuda humanitaria” estadounidense y ninguno de ellos conoció jamás un día mejor, sino todo lo contrario, son pasto de la violencia, la pobreza y todas las miserias que pueda usted imaginarse.

Ahora la amenaza se cierne sobre Venezuela, de la mano de algunos de malos vástagos a quienes no les importa tolerar, o implorar una acción militar contra su propio país. A ellos, a los Guaidó y compañía les recordamos los versos del poeta guerrillero guatemalteco Otto René Castillo, que los retrata así: “¡Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados. Ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte! ¿Por qué nacieron hijos tan viles de madre cariñosa?”



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