Por: Guillermo Alvarado
La ONU y numerosos países y organismos expresaron su rechazo al retiro del asilo político concedido al periodista Julian Assange, refugiado hace siete años en la embajada de Ecuador ante el Reino Unido, así como su detención por la policía británica que fue invitada a penetrar en el recinto diplomático para realizar la captura.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, condenó este acto y expresó su solidaridad con el fundador del portal Wikileaks quien, dijo “es perseguido por el gobierno de Estados Unidos por revelar sus violaciones a los derechos humanos, asesinatos de civiles y espionaje diplomático.”
El exconsultor de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, Edward Snowden, actualmente en el exilio por filtrar informaciones sobre los programas de vigilancia que realiza el país norteño, dijo que la captura de Assange fue un día sombrío para la libertad de prensa.
En Moscú la portavoz de la cancillería rusa, María Sajárova, acusó a las autoridades británicas de estrangular la libertad con la captura de Assange, quien corre el riesgo de ser deportado a Estados Unidos donde podría sufrir incluso la pena de muerte.
El presidente de Ecuador, Lenin Moreno, pretendió justificar el retiro del asilo con presuntos actos del periodista australiano que violan las normas internacionales al intervenir en asuntos internos del país sudamericano.
Aseguró que el gobierno británico se comprometió a no extraditarlo a ningún lugar donde pudiera sufrir torturas o ser ejecutado.
Sin embargo el expresidente Rafael Correa arremetió contra el gobernante por la entrega de Assange, quien también tiene ciudadanía ecuatoriana, y calificó el acto como una traición y una humillación al país.
Tras su captura, se ve complejo el porvenir del creador de Wikileaks, que estremeció al mundo con la revelación de decenas de miles de cables que ponían en evidencia los malos manejos, corrupción, chantajes y otras bajezas perpetradas durante mucho tiempo por las potencias occidentales.
En Estados Unidos el actual gobierno de Donald Trump calificó a la organización periodística como “un servicio de inteligencia hostil no estatal”, un delito grave que se castiga en ese país con el máximo rigor.
Hace dos años el entonces fiscal general estadounidense Jeff Sessions dijo a la prensa que la captura de Assange era una prioridad para su gobierno. El actual secretario de Estado, Mike Pompeo, cuando era jefe de la CIA afirmó que Wikileaks alienta a sus seguidores a obtener información secreta.
La captura de Julian Assange me hizo recordar aquel poema, atribuido mucho tiempo a Bertold Brecht, pero que en realidad escribió el pastor Martin Niemöller: “Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista, /Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata /Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista, /Cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío, /Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi, no había nadie más que pudiera protestar.”