Por: Nicanor León Cotayo
La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet incurrió este jueves en una grave pifia.
Colocarse junto a quienes el 30 de abril último ejecutaron un intento de golpe de estado contra el gobierno legítimo de Venezuela.
Al respecto su canciller Jorge Arreaza, declaró: “Es un contrasentido que la Oficina de la Alta Comisionada no haya condenado el intento de Golpe de Estado militar y ahora defienda a los golpistas que deben responder ante la justicia”.
Y añadió: “¿Acaso los golpes militares se organizan en defensa de Derechos Humanos?”.
Bachelet también desaprobó la detención de uno de los implicados en el hecho, Edgar Zambrano, llamado vicepresidente de la Asamblea Nacional.
Durante una corta estancia en Caracas, ella fue puesta en duda al no pronunciarse sobre la situación.
En ese contexto, se conocieron declaraciones del vicepresidente primero del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, sobre futuras detenciones de otros mezclados en el complot dirigido por Estados Unidos junto a la extrema derecha de origen venezolano.
Este nuevo capítulo no puede ser verdaderamente interpretado sino se parte del fondo que lo determina.
Seguimos en presencia del complot curtido en Washington para acabar con la Revolución Bolivariana.
En este participan sus marionetas, al estilo de los gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, y Chile.
Todos molestos en su papel de recaderos a quienes, al mismo tiempo, que se les paga se les desprecia.
De acuerdo a estos hechos concretos, tienen una aliada en la ONU, su Alta Comisionada para los Derechos Humanos.
(Tomado de Cubasi)