Por: Roberto Morejón

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien confesó desconocer el significado de la palabra misógino la primera vez que lo tildaron así, visitó Argentina después de conceder una reveladora entrevista al conservador diario La Nación.

Envuelto en una ola de críticas de parte de la sociedad argentina por su defensa del capitalismo salvaje, racismo, homofobia y alineamiento a Estados Unidos, Bolsonaro confesó al rotativo La Nación su estrechez cultural.

“La primera vez que fui llamado misógino NO sabía qué era eso, tuve que meterme en Google y enterarme de que es alguien a quien no le gustan las mujeres. ¡Ahora resulta que soy gay!”.

Así se expresó Bolsonaro ante La Nación sin entender que no es necesaria esa orientación sexual para practicar la misoginia.

Seguramente el reportero quedó perplejo cuando su interlocutor brasileño le espetó que tiene una misión de Dios en su país.

La encomienda choca brutalmente con las medidas del gobernante para flexibilizar la posesión de armas y el consiguiente incremento de la violencia.

En sus confesiones a un diario argentino, el otrora legislador violó todas las reglas de la diplomacia.

Así lo hizo al manifestarse fervientemente partidario de uno de los candidatos a la presidencia de Argentina, en las elecciones de octubre próximo, es decir, Mauricio Macri, y criticar a Cristina Fernández.

Otro desliz, esta vez lacerante, cometió el primer mandatario entrevistado al describir el papel de los militares en su país.

En Argentina, víctima de una cruel dictadura, constituye una ofensa tratar de dulcificar la trayectoria criminal de los uniformados, pero Bolsonaro NO quedó callado.

En sus manifestaciones, el ultraderechista gobernante brasileño calificó de mentiroso el trabajo de la Comisión Nacional de la Verdad que en su país investigó las violaciones de los derechos humanos entre mil 964 y mil 985.

Para Bolsonaro también es una falacia el exitoso papel jugado por los médicos cubanos en las zonas más pobres y alejadas de Brasil, y en sus declaraciones NO aludió a sus ofensas a ese contingente de salud.

En su conversación con La Nación, el Jefe de Estado brasileño cambió su tono crítico y pasó a la alabanza al hablar de Donald Trump, de cuya victoria electoral se alegró, pues ---dijo--- “siempre admiré a Estados Unidos”.

Sin ofrecer explicaciones creíbles a La Nación sobre la relación de colaboradores suyos con el paramilitarismo y de los escándalos de corrupción de sus hijos, Bolsonaro se mostró con desparpajo y reveló sus insolvencias intelectuales y delirios, todo un peligro para las personas deseosas de un futuro de bien.