Por: Roberto Morejón
Con alto sentido del deber, los cubanos acudieron en el occidente del archipiélago a estampar su firma en solidaridad con Venezuela, blanco de brutales sanciones y acoso financiero de Estados Unidos.
Los cubanos, que han padecido por más de medio siglo la virulencia del bloqueo de Estados Unidos, conocen el impacto en la economía y los servicios de tales medidas extremas contra Venezuela.
Por esa razón los sindicatos de la nación caribeña organizaron en las provincias occidentales la recogida de firmas en apoyo a la Revolución Bolivariana.
En representación de toda Cuba, patentizaron así su actualizada información sobre los acontecimientos en Venezuela y reafirmaron la validez de la cooperación médica brindada por La Habana a Caracas.
Esa asistencia, tergiversada mendazmente por la administración de Donald Trump, ayuda a otorgar mejor calidad de vida a los venezolanos, sobre todo ahora que servicios de ese tipo y la disponibilidad de fármacos se resienten a causa de las penalizaciones de Washington.
Precisamente, entre los cubanos presentes en los recintos para la recogida de firmas en solidaridad con Venezuela figuraron médicos, algunos de ellos con una o más misiones de cooperación en el país sudamericano.
Varios profesionales de la salud con historial internacionalista expresaron que esforzarse en territorio venezolano fue para ellos una expresión de amor y adhesión de un pueblo hacia otro.
Estudiantes, mujeres que laboran únicamente en sus casas y pensionados acuden también a rubricar una planilla colectiva en respaldo a la unión cívico-militar en Venezuela y a una carta dirigida por el país sudamericano a la ONU.
En efecto, Venezuela alistó una misiva al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, a quien le solicitarán que haga valer el Derecho Internacional y exija el fin de las agresiones estadounidenses.
Desde el pasado 10 de agosto, más de diez millones de venezolanos rubricaron la carta a través de la campaña No More Trump! (¡No Más Trump!), en rechazo a las acciones injerencistas del Gobierno estadounidense.
Los cubanos demandan que se deje en paz a Venezuela para que reconstruya su futuro y reafirman la voluntad de seguir ayudando a ese pueblo en los terrenos de la salud, educación, deporte y cultura.
Esa determinación enfrenta las presiones de Estados Unidos, empecinado en cortar esa solidaridad cubana con el argumento falaz de que La Habana controla las decisiones principales tomadas en Caracas.
Los cubanos no se amedrentan ante las amenazas de la administración Trump de castigarlos con más penalizaciones a cambio de darles la espalda a los venezolanos.