Por María Josefina Arce
Incrementar las exportaciones, sustituir importaciones, disminuir los gastos, ahorrar y seguir estimulando la producción nacional es el camino a seguir para avanzar en la construcción de una nación próspera y sostenible.
Una estrategia que siempre ha estado presente ante las difíciles condiciones que durante casi 60 años ha impuesto el bloqueo norteamericano, en su fallido empeño de asfixiar a la revolución cubana.
Y que es de vital importancia en los momentos actuales, en que la administración del presidente estadounidense, Donald Trump arremete con especial fuerza contra el pueblo cubano, con la adopción de nuevas medidas hostiles.
Hemos vivido días tensos, en que Washington ha tratado por todos los medios de impedir la llegada de combustible al país. Ha perseguido barco por barco y negociación a negociación, detallaba el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, en su discurso de toma de posesión, el pasado 10 de octubre.
Sin embargo, aunque con restricciones el país siguió su rumbo, continuaron funcionando el sistema de salud, el educativo y la producción de alimentos, entre otros importantes sectores.
El gobierno adoptó las medidas pertinentes para ahorrar y facilitar la vida cotidiana de las personas, como nuevas modalidades de empleo y una mejor organización del trabajo.
Las afectaciones fueron menores a las previstas por las acciones emprendidas, y por la clara e inmediata respuesta de los cubanos, que demostraron que no solo piensan, sino que también actúan como país.
En su discurso destacó Díaz Canel que el haber vencido esta difícil etapa se debió a la preparación existente y al espíritu solidario de los cubanos, que no perdieron su alegría y aportaron sus ideas.
Y aunque poco a poco el país vuelve a la normalidad, quedan días y meses de intenso trabajo, en los que no solo se adoptarán nuevas medidas, sino en los que se hace necesario dejar atrás prácticas obsoletas y mecanismos que frenan nuestro desarrollo.
Existen deseos y potencial para avanzar como demostraron los días pasados. Solo hay que, sin traicionar nuestras convicciones, pensar diferente, ahorrar y potenciar aún más la participación del pueblo, y en especial de los jóvenes, en la búsqueda de las mejores soluciones.
Pues como afirmara el presidente Díaz Canel es inagotable la fuente de la inteligencia colectiva, así como las reservas de resistencia y creatividad que la agresividad del adversario siempre despierta en los cubanos.