Pinochet saludaría radicalismos de golpistas bolivianos

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-12-27 07:38:57

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Foto: Archivo.

Por: Roberto Morejón

Las fotografías publicadas en la prensa de México sobre el asedio de militares bolivianos a su embajada en La Paz calzan sobradamente la denuncia del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador acerca de la obsesiva, aparatosa e injustificada acción de los golpistas.

Una presencia inusitada de gendarmes y vehículos policiales frente a la sede diplomática reflejan las imágenes que, junto a las argumentadas explicaciones de las autoridades, ilustran lo que México calificó de hostigamiento. 

El régimen de facto en Bolivia que reemplazó al presidente constitucional Evo Morales cuando este fue obligado a renunciar por los militares tras una conspiración en contubernio con la oligarquía, está irritado porque en el recinto amparado por México se encuentran nueve exfuncionarios del gobierno anterior.

Es tanto el odio y el racismo de los golpistas contra Morales y sus seguidores que tratan de encontrar una nueva herramienta para neutralizarlos.

El grupo que con el contubernio de Washington ha impuesto el fanatismo de derecha en Bolivia siente temor de que el Movimiento al Socialismo llegue fortalecido a una futura convocatoria a elecciones, en un país de mayoría indígena.

Por lo tanto quiere exterminar hasta al propio presidente depuesto, a quien le atribuyen delitos inventados. En ese contexto de desesperación al sentirse aislados internacionalmente y frente al propio pueblo boliviano, el gobierno de la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez pretende continuar sembrando el terror como lo hizo frente a la planta de carburantes de Senkata, en El Alto, y en la ciudad de Cochabamba.

Llega lejos al desafiar a México, país con impecable tradición de asilo y que con el rigor otorgado por el derecho Internacional respondió a los extremismos de los golpistas bolivianos.

Incluso el gobierno mexicano dijo estar dispuesto a conversar con un enviado del régimen impuesto en La Paz y mantener un diálogo. La oferta indulgente llegó después de que el régimen que emula con dictaduras militares del ayer en América Latina respondiera retadoramente a la advertencia de México de elevar el caso del asedio a su embajada a la Corte Internacional de Justicia, en defensa de la figura de asilo.

Si los que se apoderaron de la cancillería boliviana desconocen los tratados internacionales deberían leer la Convención de Viena, pues la presencia de militares frente a la embajada mexicana en La Paz transgrede esa letra.

Los golpistas deberían desechar tentaciones de vulnerar la soberanía al querer penetrar en la embajada mexicana en Bolivia, advirtió el presidente López Obrador, quien, atinadamente, realizó una comparación. “Eso no lo hizo ni Pinochet”.

Los extremistas en La Paz, quienes se molestan porque los llaman gobierno de facto, deberían reconocer el símil con el ex dictador chileno Augusto Pinochet.



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