Por: Roberto Morejón

Los estrategas de la economía cubana califican de fuente muy útil de enriquecimiento del plan para 2020 a las discusiones en empresas y talleres de la parte relacionada con ellos de la política trazada a nivel de nación.

Dirigentes del gobierno instaron a una nutrida participación de los trabajadores en los debates en sus lugares de labor del plan correspondiente al año.

La exhortación aboga porque todos se sientan parte de las líneas de gestión y aporten ideas en aras del cumplimiento de los compromisos.

Las reuniones planteadas para los meses de enero y febrero deben representar plataformas idóneas para analizar dificultades y potencialidades de cada recinto, donde se generan bienes, materias primas y servicios.

Cuba necesita de la iniciativa de empresarios a nivel de base y de sus empleados en momentos de apremios por el recrudecimiento del bloqueo estadounidense.

Esa fue una de las causas principales del discreto crecimiento del Producto Interno Bruto de 0,5 por ciento en 2019, aunque el gobierno lo consideró un acierto, pues el país no retrocedió en circunstancias muy difíciles, ya que Estados Unidos hasta entorpeció la llegada de combustible.

Con afectaciones al turismo y a los servicios médicos en el exterior cerró 2019, etapa en la que también Washington saboteó el comercio exterior y mediante el capítulo III de la Ley Helms Burton buscó frenar las inversiones foráneas.

A pesar de esas circunstancias contraproducentes, el gobierno trazó un plan 2020 con un alza del Producto Interno Bruto de uno por ciento, para lo cual es imperativo incrementar y diversificar las exportaciones.

Captar ingresos en divisas mediante las ventas fuera de fronteras, reducir importaciones y ahorrar materias primas y otros recursos, constituyen pistas insoslayables para la economía.

Cuba no renuncia en 2020 a la creación de más riquezas para la población y en tal sentido valora como insoslayables los encadenamientos productivos del turismo con la industria, la agricultura y los servicios.

Con vista al despegue de inversiones después de que en 2019 algunas debieron paralizarse o aminorar su ritmo, también se requiere de voluntad de acero de los trabajadores.

De ahí la exhortación a los sindicatos para dirigir la discusión de los planes en cada entidad de manera de conmover y atraer ideas.

Nadie niega las limitaciones materiales capaces de hacer más ardua la materialización de los encargos sectoriales y locales.

Pero existen en Cuba expectativas sólidas ante el aumento de la autonomía de la empresa estatal socialista y sus posibilidades de favorecer la gestión.