Cuba evitó la confrontación a pesar de ataques de golpistas bolivianos

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2020-01-27 09:36:24

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Foto: Archivo.

Por: Roberto Morejón

En su carrera contra reloj para derribar la herencia del exitoso gobierno del depuesto presidente boliviano Evo Morales, la autoproclamada Jefa de Estado, Jeanine Áñez, sostenida por la cúpula militar y policial, la emprendió, entre otros países, con Cuba.

En acatamiento de un libreto escrito antes del golpe por la ultraderecha, la figura visible del gobierno de facto y sus acólitos consideraron darse “brillo” ante Estados Unidos con ataques contra Cuba.

La declaración del Ministerio cubano de Relaciones Exteriores en respuesta a la suspensión de nexos tomada por los usurpadores del poder en Bolivia constituye una argumentada exposición de cómo ocurrieron los hechos desde la asonada.

La mentirosa Áñez, quien imagina ser presidenta real y no un vulgar instrumento de los ultraconservadores, abundó en improperios y falacias al referirse a la colaboración médica de la mayor de las Antillas y el papel de sus diplomáticos.

A pesar de los escarnios, la declaración de la cancillería de la nación caribeña mantuvo la serenidad, sin renunciar a la entereza, para demoler los desafueros de la Áñez.

Como demuestra el documento, los golpistas siempre tuvieron a Cuba, entre otros países, como blanco de su odio.

El proyecto de justicia social en la patria de José Martí los encoleriza tanto como la obra del gobierno de Evo.

Los racistas no le perdonaron al dirigente indígena tomar distancia de Estados Unidos y ahora buscan revertir el proceso.

En el seguimiento de ese propósito los ejecutores de la revuelta contra el gobierno constitucional en Bolivia ven en Cuba un medio para ganar puntos.

La suspensión de relaciones con La Habana coincidió con la visita de la llamada canciller en Washington y con la permanencia en La Paz de un subsecretario norteamericano de Estado.

El acoso a los médicos cubanos, oportunamente regresados a La Habana por el gobierno antillano, mereció el fervoroso aplauso de Mike Pompeo.

El jefe de la diplomacia estadounidense seguro celebra la decisión de Áñez de despedir a médicos bolivianos graduados en Cuba, país que financió ese tipo de preparación de más de 5 mil jóvenes.

En su rencor hacia Cuba, los operantes del cuartelazo no se detienen, aunque priven a los bolivianos pobres de la asistencia de salud.

Su misión radica en extirpar vestigios del gobierno anterior, con el cual Cuba tuvo excelentes relaciones, con respeto a la autodeterminación de cada país.

Como documentara el Ministerio de Relaciones de Cuba, la hostilidad y las ofensas no provinieron del gobierno antillano.

El arsenal de injurias y ataques del régimen de facto boliviano ha sido tan profuso como agraviante y mendaz.



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