Farmacéuticas y opioides en Estados Unidos

Editado por Maite González Martínez
2020-02-10 08:00:40

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Imagen ilustrativa. Foto archivo/ Nueva Tribuna / Noviembre 2019.

Por: Guillermo Alvarado

Desde hace varios años Estados Unidos es escenario de un acelerado incremento de drogadictos y numerosas muertes debido al abuso de medicamentos elaborados con opioides, que se venden en cualquier farmacia con una simple receta médica, un problema con larga gestación.

Ya desde la década de los años 20 del siglo pasado se puso de moda un compuesto a base de opio denominado Oxicodona, que generó una oleada de adicción denominada como “eukodalismo”, por el nombre comercial utilizado por la farmacéutica transnacional Merck.

La oxicodona estuvo entre los medicamentos más vendidos en Estados Unidos hasta 2010, cuando comenzó a disminuir debido sobre todo a su elevado potencial adictivo.

Sin embargo otros productos de la misma familia siguen ofreciéndose legalmente para tratar dolores leves, cuando en realidad debieran ser indicados a pacientes con enfermedades avanzadas. Entre ellos figuran la hidrocodona y el peligroso fentanilo.

Se calcula que entre 2006 y 2012 las farmacéuticas estadounidenses pusieron en el mercado 76 mil millones de analgésicos que contienen opioides, que causaron una legión de adictos y decenas de miles de muertes por sobredosis.

La situación fue tan grave, que en 2017 el presidente Donald Trump declaró una emergencia médica pero, como es habitual en sus políticas, casi no asignó fondos para tratar efectivamente el problema.

Muchas personas, incluso, decidieron pasar directamente al consumo de heroína que, aunque es ilegal, resulta más barata en las calles que los medicamentos por receta médica.

El uso de opioides ha rebasado esquemas tradicionales, que situaban esta práctica en ciertos sectores sociales de las grandes ciudades y es ahora un problema también en amplias zonas rurales.

La explicación de este negativo fenómeno es la voracidad por las ganancias de las grandes farmacéuticas, que incitan de manera irresponsable al uso de poderosos analgésicos para tratar afecciones leves.

Desde 2015 las muertes por sobredosis y consumo abusivo de opioides sobrepasan en Estados Unidos a las producidas por las armas de fuego y los accidentes automovilísticos y afectó ya la esperanza promedio de vida de los habitantes del país norteño.

No obstante, siguen sin aparecer los fondos para desarrollar programas de prevención y aunque algunas empresas han sido condenadas a pagar multas, esto es apenas una gota de agua en el mar de ganancias que obtienen a costas de la salud y la vida de millones de personas.



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