Cuba no es perfecta, pero si estable, segura y hospitalaria.

Editado por María Candela
2020-02-15 08:33:02

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Por: María Josefina Arce

Intentar desacreditar a Cuba ha estado siempre en el centro de la política exterior de Estados Unidos. Múltiples han sido las campañas
mediáticas a lo largo de décadas promovidas por el vecino del Norte contra los logros de la revolución y su esencia solidaria.

No es la primera vez que Washington ha intentado presentar a la Mayor de las Antillas como una nación insegura e inestable, un empeño que ha cobrado fuerza tras la llegada a la presidencia de Donald Trump, quien ha arreciado sus acciones hostiles contra el pueblo cubano.

Recordemos el incidente de los supuestos ataques sónicos contra diplomáticos norteamericanos acreditados en La Habana. Nunca se
encontraron evidencias de esas pretendidas agresiones, aunque se realizó una exhaustiva investigación por especialistas cubanos.

Ya en esa ocasión Estados Unidos lanzó una engañosa alerta de viaje sobre Cuba. El verdadero motivo: intentar frenar el aumento del número
de personas de todas partes del mundo que cada año nos visitan.

La administración de Trump, que ha intensificado el bloqueo contra el país caribeño, busca dañar al turismo, un sector que mucho aporta a la
economía cubana, lo que se revierte en un mayor bienestar para los ciudadanos.

Sin embargo, Cuba ha sido reconocida a nivel internacional como un destino turístico amistoso y seguro. Turoperadores foráneos y los
vacacionistas que nos visitan han destacado la tranquilidad de sus calles.

Muchas de estas personas viajan a Cuba en repetidas ocasiones, algo que no sería factible si no se sintieran protegidos y con total
libertad para caminar por avenidas y plazas, disfrutar de nuestras playas o asistir a un evento cultural.

Incluso nos visitan miembros del Congreso estadounidense, delegaciones de empresarios y agricultores de ese país, la más reciente del estado de Michigan, y en los últimos días el arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan.

Por supuesto que no llegarían hasta nuestro territorio estas personalidades estadounidense y muchas otras del resto del mundo si
Cuba no ofreciera las garantías necesarias para su seguridad y tranquilidad.

El pasado año poco más de cuatro millones de turistas viajaron al archipiélago, una cifra que no cubrió las expectativas, pero la razón
no fue una supuesta inseguridad de nuestras ciudades, sino el recrudecimiento del bloqueo norteamericano.

Bajo la administración de Trump se restringieron los vuelos regulares, se prohibieron los viajes de los cruceros, y eliminado de la búsqueda
en internet a las instalaciones hoteleras cubanas, además de que por las leyes del bloqueo no se permite a los estadounidenses viajar como
turistas a nuestro país.

Cuba no es perfecta, pero en sus calles no se registran tiroteos, ni masacres. Su pueblo es amistoso y hospitalario y quienes nos visitan
caminan libremente de día o de noche por las distintas ciudades de esta nación, se entremezclan con los cubanos y se contagian con su
alegría, con total seguridad y tranquilidad.



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