Por: María Josefina Arce
Desde que en diciembre pasado se reportaran los primeros casos en China del coronavirus COVID 19, Cuba comenzó a prepararse para evitar la entrada al territorio nacional de esa enfermedad, que hoy ya se reporta en varias naciones del orbe.
Con la experiencia que se cuenta por otras emergencias sanitarias como el ébola, el Zika y el Chikungunya, no se perdió ni un segundo y se activaron los planes existentes para situaciones de este tipo.
De inmediato se reforzó la vigilancia epidemiológica en puertos, aeropuertos, así como en las marinas internacionales, donde hay personal de control sanitario que tiene la obligación de chequear a los pasajeros que llegan. Una medida que se mantiene ante el avance por el mundo de la enfermedad, aunque en el territorio nacional no se ha registrado ningún caso.
Por demás, hay mecanismos como los termómetros digitales y escáneres de temperatura para detectar si algún pasajero porta la dolencia y ser trasladado a un centro de salud, donde es aislado y debidamente atendido.
La aparición del nuevo coronavirus también exigió la preparación del personal de la frontera, pero también del que labora en las instalaciones de salud del territorio nacional y muy importante, del médico y enfermera de la comunidad.
Este es el primer eslabón del sistema cubano de salud por lo que es de vital importancia su capacitación no solo para detectar posibles contagiados, sino para que pongan en práctica las medidas estipuladas para evitar su infección y propagación del mal.
Medidas que también se han puesto en marcha en los centros hospitalarios, adonde cada día acuden numerosas personas, ya sea para recibir atención médica o para visitar a algún paciente.
Desde que en diciembre pasado se reportaran los primeros casos en China del coronavirus COVID 19, Cuba comenzó a prepararse para evitar la entrada al territorio nacional de esa enfermedad, que hoy ya se reporta en varias naciones del orbe.Entre estas acciones implementadas también a nivel internacional está la restricción de las áreas donde hay peligro de contaminación para las personas que no laboran en el lugar.
También se exige una adecuada manipulación y esterilización del instrumental utilizado, así como mantener la limpieza de las áreas y de la ropa que el centro hospitalario pone a disposición del paciente.
El lavado de las manos es una actividad obligatoria de comprobada eficacia en la prevención de transmisión de infecciones, y debe realizarse según la técnica específica para cada actividad y con la frecuencia que se requiera.
Estas son medidas indispensables puestas en marcha en Cuba para evitar el contagio y la propagación de enfermedades que, como el coronavirus, tienen un alto y rápido grado de infección. Su cumplimiento junto a la alta preparación del personal sanitario y la fortaleza de nuestro sistema de salud permiten evitar que el COVID 19 se convierta en un problema de salud en nuestro país.
