Por: Guillermo Alvarado.
El gobierno de Uruguay, encabezado por el presidente Luis Alberto Lacalle Pou, del derechista Partido Nacional, continuó el marcado giro a la derecha de ese país cuando anunció esta semana el abandono de la Unión de Naciones Sudamericanas, UNASUR.
Como para no dejar ninguna duda de su subordinación a los dictados de Estados Unidos, el ejecutivo uruguayo también anunció que volverá a formar parte del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, un mecanismo de dominación creado por Washington para mantener bajo su férula a los gobiernos de la región.
Lo que es muy curioso es el argumento esgrimido por el canciller Ernesto Talvi cuando dijo que se va de UNASUR porque este es
“un organismo regional, basado en alineamientos político-ideológicos”.
¿Qué cosa pensará este funcionario que es el TIAR, sino una estructura cuyo objetivo último es mantener atados a los países latinoamericanos y caribeños a la política y la ideología diseñados por la Casa Blanca?.
Desde su creación en 1947 este pacto, también conocido como Tratado de Río de Janeiro, se ha utilizado muchas veces no para la defensa, sino para someter a gobiernos que en determinados momentos de la historia siguieron un camino independiente y soberano.
El TIAR se invocó para invadir a Guatemala en 1954 y destruir la Revolución dirigida entonces por Jacobo Árbenz. Lo mismo ocurrió después a República Dominicana y cuando la agresión de Estados Unidos contra Panamá todos sus miembros guardaron prudente silencio.
El momento más vergonzoso del mecanismo ocurrió cuando la Guerra de las Malvinas. En esa ocasión Washington en lugar de apoyar a Argentina, miembro del pacto, se asoció con el Reino Unido, potencia
agresora.
Más recientemente se invocó ese adefesio para organizar una agresión contra Venezuela, maniobra que por fortuna no funcionó.
Allí es a donde Lacalle Pou decidió volver, lo que en realidad no extraña dada su conducta desde que asumió el poder. En un gesto de sumisión extrema a Washington decidió no invitar a esa ceremonia a los gobernantes de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
No deben olvidarse, tampoco, recientes declaraciones del general retirado Guido Manini Ríos, del partido Cabildo Abierto que forma parte de la coalición gubernamental, de que durante la dictadura hubo en ese país “solo” unas decenas de desaparecidos.
Además de que esa es una rampante mentira, el militar tuvo el descaro de pedir que se dé vuelta a esa página porque, dijo, nunca aparecerán.
Difícil lo que le espera al pueblo uruguayo con un gobierno como este, que no tiene nada para envidiarle al de Jair Bolsonaro, Ivan Duque y Sebastián Piñera.