Por: Roberto Morejón

Una parte de Europa emprendió una riesgosa desescalada del confinamiento obligado por el nuevo coronavirus, ante el  estrepitoso declive de la economía.

La caída de las ramas principales en abril fue más honda de lo previsto, con patinazos no recordados en Alemania, Francia y vecinos de la zona euro.

De acuerdo con especialistas, la economía del bloque se derrumbará 7,5 por ciento en 2020, casi el triple de lo acarreado por la conmoción de 2008.

Un fiel reflejo son las cuentas magras de los establecimientos comerciales y de la industria, cuyos ejecutivos se preguntan cuándo llegará la reactivación ansiada.

El sector servicios figura como el más perturbado, sobre todo en hotelería, vivienda, restauración y viajes.

Según los datos recopilados en abril, la zona euro padece el recorte más notorio de la gestión empresarial y el empleo jamás reportada.

Los bancos europeos sufrieron en el primer trimestre las agitaciones por la Covid-19 .

La incidencia del mal y las obligatorias disposiciones de reclusión social llevaron a Alemania, el llamado motor de la economía europea, a circunstancias dramáticas, fundamentalmente por el resbalón en fábricas y servicios.

Otras economías más débiles también se resintieron y en medio de la congoja surgió el apremio de tratar de atajar una mayor depresión del Producto Interno Bruto europeo, mientras tratan de neutralizar la pandemia, ahora en números decrecientes.

No obstante el Viejo Continente lamenta 1,7 millones de casos positivos de la COVID-19 con la asombrosa cantidad de 159 mil fallecidos.

Ante el peso de estadísticas tan negativas, muchos se preguntan si el regreso quizás precipitado a la actividad productiva y de servicios abrirá un canal por donde reaparezcan rebrotes.

Entendidos alertan acerca de la falta de precisiones sobre la población inmunizada y si los abastecimientos para hospitales y farmacias cubrirían los requerimientos, en caso de marcha atrás desde el punto de vista sanitario.

En la acera inversa, algunos apuestan por el riesgo, aducen que el desempleo subió hasta 7,7 por ciento en marzo y que resulta insostenible la inexistencia de vuelos.

Es así que hablan de restablecer parcialmente el turismo a través de corredores, como medida emergente.

Mientras los estrategas enfrentan el descalabro, la población europea más vulnerable, incluyendo los ancianos, se pregunta cómo lograr la supervivencia, por ser la más expuesta al coronavirus y a la contracción económica.