Por: Roberto Morejón

El sistema cubano de salud vela por la prevención y atenciones a contagiados, contactos y sospechosos por la COVID-19 , y con ese mismo esmero evita padecimientos de médicos, enfermeros, técnicos y auxiliares.

Con regocijo, pero sin descuidar el distanciamiento social, en la mayor de las Antillas observan las estadísticas sobre una tendencia favorable en la incidencia del padecimiento provocado por el nuevo coronavirus.

También es muy bajo el número de profesionales de la salud reportados como enfermos, destacó recientemente el presidente de la República , Miguel Díaz-Canel.

La población resalta la labor técnica, altruista, consagrada y modesta de los profesionales cubanos de la salud.

Para ellos están creadas las condiciones a fin de minimizar los riesgos de contagio por encontrarse en la primera línea de exposición ante un enemigo nuevo y letal.

Los trabajadores cubanos de la salud usan equipos de protección adecuados partiendo de la premisa de que todo ritual en ese sentido es poco.

Mucho más porque en este país ha sido alto el número de casos diagnosticados positivos sin síntomas.

De ahí la pertinencia de revisar con frecuencia los protocolos de seguridad de todo el personal vinculado con enfermos, contactos y sospechosos.

Se tienen en cuenta los reportes clínicos, epidemiológicos y terapéuticos tanto nacionales como del exterior, para adaptarse a las singularidades de la dolencia desatada por el SARS-COV-2.

En una señal de su temple y entrega total a sus funciones, médicos, enfermeros, técnicos y auxiliares en Cuba conforman grupos para trabajar 15 días continuos en hospitales e instalaciones habilitadas.

Al concluir esa fase pasan 14 días más en un lugar de retiro para controlar su evolución y solo al mes de relacionarse con sus pacientes regresan a su casa, con la confianza de NO infectar a sus familiares.

Todos los trabajadores involucrados en esa práctica se someten a la prueba PCR en tiempo real para saber si son positivos o NO a la COVID-19 .

La estricta cobertura al personal de la salud en Cuba contrasta con reportes de otros países con profesionales sobrepasados por el número de pacientes, turnos extensos, descanso exiguo y a veces escasez de equipos de protección.

En Cuba, el personal de la salud siempre ha sido tratado con respeto, pero después de su formidable aporte ante la incidencia de la COVID-19 , la admiración adquirió ribetes extendidamente públicos, con la comprensión de la necesidad de resguardarlos al máximo.