Por Maria Josefina Arce

La COVID 19 ha confirmado las desigualdades del mundo de hoy. Los siglos de colonización, de saqueo de los recursos naturales, de guerras de rapiña y anexión de otros territorios, con el consabido desplazamiento de sus pobladores, dificultan para muchos la respuesta a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

Ese es el caso de los palestinos. Despojados  por Israel de la tierra que les pertenece, enfrentan una difícil situación sanitaria y alimentaria por décadas de agresiones del régimen sionista,  agravada ahora por la pandemia.

Hacinados en poco más de seis  mil  kilómetros cuadrados  en Cisjordania y la Franja de Gaza, sin acceso en la mayoría de los casos al agua potable, tan necesaria para la observancia de las medidas higiénicas, los palestinos se enfrentan también a un debilitado sistema de salud.

En Gaza un ochenta por ciento de su población depende de la ayuda humanitaria para subsistir, de acuerdo con la ONU. Antes de que la COVID 19 se extendiera por el mundo eran muchas las voces que alertaban sobre la vida imposible  en ese territorio.

La situación ha sido denunciada en los últimos días por más de 350 artistas de todo el mundo. En una carta abierta pidieron el fin del bloqueo impuesto por Israel a los habitantes de Gaza, pues los efectos de la dolencia pueden ser devastadores en ese enclave.

Los firmantes denuncian que con la pandemia los dos  millones de pobladores se enfrentan a una amenaza mortal en la prisión al aire libre más grande del mundo, pues la  genocida medida impide el flujo de suministros médicos, de personal y ayuda humanitaria tan necesaria.

De hecho Palestina solicitó apoyo internacional para combatir la COVID 19 y garantizar la atención a la población. En la septuagésima tercera reunión anual de la Organización Mundial de la Salud, efectuada recientemente de manera virtual, la representación palestina afirmó que pese a las dificultades se han movilizado los recursos disponibles para atender a sus ciudadanos, víctimas de agresiones sionistas.

Las autoridades  tomaron medidas rápidas y directas para detener la propagación de la enfermedad,  sin embargo,  preocupan la pobreza y densidad de población, resultado de los planes expansionistas de Tel Aviv,  que acentúan la vulnerabilidad de los palestinos ante la COVID 19.