Por Maria Josefina Arce

En las ultimas semanas se dispararon en Bolivia los casos de infectados por la COVID 19. El país andino se acerca peligrosamente  a los 14 mil contagiados, resultado de la demora en la adopción de acciones preventivas, falta de medios de protección y de equipamiento de salud y la insuficiente realización de pruebas diagnóstico.

En medio de esto el gobierno golpista de la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez fue sacudido por el escándalo de los respiradores artificiales. Los dispositivos adquiridos a sobreprecio no eran los adecuados para atender en  las unidades de terapia intensiva a los contagiados con la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

Ante la denuncias de las irregularidades, que llevaron a la detención del entonces  ministro de Salud Marcelo Navajas, la presidenta se comprometió a esclarecer qué sucedió en la cuestionada compra, pero aún así existe la sospecha de que esté realmente implicada en el mayor escándalo registrado en apenas sus seis meses de ilegal mandato.

La realidad es que el gobierno de  facto continúa acumulando críticas. Ahora ha despertado la indignación de las autoridades de los diversos departamentos bolivianos por sus intenciones de evadir su responsabilidad por el mal manejo de la dolencia y su  propagación.

En conferencia de prensa, la actual ministra de Salud, Eidy Roca, señaló a los gobernantes locales como responsables por los futuros contagios de la COVID 19  en el país. Álvaro Ruiz, alcalde de Uriondo, en el departamento de Tarija, apuntó que ante la falta de capacidad y sin destinar los recursos económicos necesarios el ejecutivo se quitade  encima lo que debe ser su prioridad.

En igual sentido se manifestaron el alcalde de Cochabamba y el gobernador de Santa Cruz, dos de las regiones más golpeadas por la enfermedad, quienes reclamaron fondos para hacer frente a la pandemia y un mayor compromiso de las autoridades.

Para complicar aún mas la situación se conoció que el principal laboratorio que procesa las pruebas de diagnóstico ha colapsado por la falta de personal, de reactivos y del equipamiento necesario.

La Sociedad de Medicina Crítica  y Terapia Intensiva, por su parte, se declaró en emergencia por la escasez de recursos.  De hecho manifestó que en las actuales condiciones no podrá hacer frente a los pronósticos del Ministerio de Salud que sugiere un aumento considerable de los casos de COVID 19 para el venidero mes de julio.

Bajo el mandato de las autoridades golpistas Bolivia  vive momentos difíciles. La COVID 19 vino a complicar aún más la situación en ese país, que desde el golpe de estado de noviembre último contra el presidente constitucional Evo Morales está inmerso en la incertidumbre y la inestabilidad política y social.