Por: Guillermo Alvarado
Angustiado por la información de que las encuestas de intención de voto le son adversas en el estado de Florida, uno de sus feudos tradicionales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizó un viaje a ese lugar con el objetivo de salvar los muebles ante una debacle anunciada.
Allí habló en dos lugares, el primero de ellos la sede del Comando Sur y el otro fue una iglesia, pero no cualquiera, sino la denominada Centro de Adoración de Jesús, fundada por el pastor de origen cubano Frank López y sitio donde suele reunirse parte de la gusanera contrarrevolucionaria.
Como oportunamente se denunció, uno de los miembros de tan selecta congregación era Alexander Alazo, quien atacó a tiros la embajada cubana en Washington y ahora disfruta de la protección de los aparatos de investigación y justicia de Estados Unidos.
En sus discursos el magnate Trump dijo una buena cantidad de mentiras y también cometió groseras omisiones, la más importante de ellas es que no se interesó por la grave situación ocasionada por la pandemia de covid-19 entre la población de Florida.
En ese lugar sólo el sábado hubo 15 mil nuevos casos y suman ya 270 mil 500, con cuatro mil 200 fallecidos.
En el Comando Sur, Trump dijo una falsedad del tamaño de un estadio, al afirmar que la presunta operación antidrogas realizada contra Venezuela hace unos tres meses había sido un éxito rotundo.
Anda un poco mal en geografía, pero en todo caso le informamos que las drogas que consumen sus ciudadanos, principal mercado mundial, se producen y exportan desde Colombia, cuyo presidente es su gran amigo, otras van de su vecino México y los opioides desde Afganistán ocupado militarmente.
Venezuela no está reconocido como fabricante o vendedor de estupefacientes.
También confirmó que continuarán las agresiones contra Cuba y Venezuela, a los que, según él, tiene bajo su control, lo que si no es un mal chiste, es una monumental estupidez.
En la iglesia de marras se comprometió en derrotar al socialismo, pero olvidó decir que este sistema le permitió a Cuba el éxito que ha mostrado en la lucha contra la covid-19, lo que sin duda muchos estadounidenses deben envidiar.
Una significativa intervención estuvo a cargo del pastor, también de origen cubano, Mario Bramnick, quien le dijo a Trump que él es lo único que se interpone entre el socialismo y el capitalismo.
Este sujeto merece trabajo aparte y por hoy solo diré que tiene oficina en la Casa Blanca, es miembro del equipo de campaña de Trump y pieza clave del lobby sionista hacia América Latina. Seguiremos con el tema, amigos.