Sin abandonar la atención a la pandemia, los cubanos responden ante ciclones

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2020-08-24 08:05:06

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Imagen: Alberto News

 

Por: Roberto Morejón

Los caprichos de la naturaleza obligaron a los cubanos a multiplicar esfuerzos y recursos para atender al unísono la continuidad de la pandemia por la COVID-19 y dos tormentas tropicales.

Si bien el ciclón Marco tuvo consecuencias limitadas en el extremo más occidental del archipiélago, su homólogo Laura se manifestó retador.

Su contingencia conminó a un extraordinario trabajo de la Defensa Civil, el gobierno, el Ministerio de Salud Pública y otras entidades.

Si bien los cubanos tienen experiencia en el enfrentamiento a los huracanes, esta vez la evacuación de civiles de lugares vulnerables debió atemperarse a la situación epidemiológica.

Ante los casos de la COVID-19, tuvo que ampliarse el número de albergues de personas en peligro o damnificados, a fin de mantener el distanciamiento físico.

Para nadie es un secreto que las arcas del Estado han sufrido notablemente por las partidas presupuestarias destinadas a contrarrestar la enfermedad ocasionada por el virus SARS-Cov-2.

Ante un recrudecido bloqueo estadounidense y el impedimento a la exportación de bienes y servicios tradicionales pues el comercio internacional está quebrantado, Cuba afronta vicisitudes y carencias.

Los planes por mantener una distribución abarcadora a las familias NO pueden extenderse a todos los productos y servicios imprescindibles, a causa de las restricciones apuntadas.

Sin embargo, el país responde ante el cruce ciclónico, ha podido controlar el impacto de la pandemia y trata de revertir un rebrote.

El gratuito sistema de salud tiene más de mil 200 pacientes internados en hospitales para vigilancia epidemiológica, estudia diariamente  más de 4 mil 500 muestras destinadas a diagnosticar la presencia del letal virus y ensaya una vacuna.

La gestión en las salas de terapia intensiva de los hospitales doblega el cansancio del cuerpo, para mantener o superar el índice de recuperación de pacientes, hoy en 82 por ciento.

Todo ese andamiaje debió mantenerse antes y durante el azote de la tormenta tropical Laura.

Los cubanos, a punto de implementar una ambiciosa nueva estrategia económica, están urgidos ahora de atender las secuelas de dos eventos, uno meteorológico y el otro viral, de ocurrencia aciaga.

La experiencia en el abordaje de los huracanes y los progresos exhibidos ante la COVID-19 constituyen una ventaja, sin negar por ello la inexorable huella de las afectaciones.



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