Foto: Archivo/RHC.
Por: Roberto Morejón
Venezuela celebrará elecciones legislativas en circunstancias difíciles, ante el impacto de las brutales sanciones de Estados Unidos y el intento de ese país, la Unión Europea y la derecha latinoamericana de boicotear la consulta en las urnas.
El hecho de que los comicios tengan lugar constituye un éxito a causa de la gigantesca campaña de la prensa hegemónica y Washington para descalificarlos.
Quienes cuestionan las elecciones hablan de fraude antes de celebrarse y destacan la ausencia en la lid de varios partidos políticos opositores.
En esa último canal se situaron voluntariamente los extremistas del llamado G-4 con Voluntad Popular a la cabeza, promotor del golpismo y del autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó.
Pero la jugada deberá salirle cara al estadista ficticio, pues deberá ser barrido del espectro legislativo al negarse a participar en la contienda.
A diferencia de los ultraradicales, decidieron intervenir en la justa otros sectores de los adversarios del gobierno, integrantes de la Mesa de Diálogo Nacional.
Independientemente del antagonismo con el chavismo, quienes así actuaron coinciden con las autoridades en la necesidad de dirimir las diferencias en las urnas y luego en una Asamblea Nacional democrática.
Venezuela, realmente, demanda que el órgano parlamentario ventile las necesidades de la nación luego de un lustro con una cámara fiscalizada por la oposición, dividida hasta en la modalidad de acatar las instrucciones de Estados Unidos.
De su seno emergieron sectores que como el de Guaidó usurparon los recursos de Venezuela y reclamaron invasiones militares y sanciones, sin importarles sus efectos sobre la población.
Por su parte, el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela y las restantes organizaciones del Gran Polo Patriótico buscan lograr el domingo la mayoría legislativa.
Pretenden además acreditar su apoyo social y lograr una participación en las urnas al menos aceptable, dado que el ejercicio del sufragio no es obligatorio.
Para el chavismo es determinante que el nuevo cuerpo legislativo tenga una tendencia favorable a los planes encaminados a recuperar la industria petrolera y otras esferas golpeadas por la guerra económica.
Está por ver si la mayoría de los venezolanos apuestan por un congreso que abone el camino hacia la paz interna en lugar de mirar hacia Washington, como ocurrió hasta ahora.