Foto: Archivo/RHC.
Por: Guillermo Alvarado
Debido a un afán desmedido de ganancias y comodidades, buena parte del mundo está incumpliendo la mayoría de sus compromisos para proteger el medio ambiente, evitar el calentamiento global y frenar los fenómenos naturales extremos, advirtió recientemente la ONU.
La actividad económica no puede estar guiada exclusivamente por el incremento constante y a toda costa del Producto Interno Bruto, PIB, señaló un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA.
El documento precisa que muchos países insisten en otorgar cuantiosos subsidios para la producción y consumo de combustibles fósiles, como el petróleo, las prácticas agrícolas no sostenibles y el transporte con elevados niveles de contaminación.
Agrega el texto que, en la práctica, ninguno de los 20 compromisos para la protección de la biodiversidad en el período 2010-2020 se cumplió a cabalidad, a lo cual se agrega que el año pasado los objetivos de desarrollo sostenible fueron afectados negativamente por la pandemia de covid-19.
En este complejo panorama crecieron las desigualdades, la pobreza y el hambre, precisó el PNUMA.
Durante los últimos 50 años la riqueza mundial se multiplicó casi por cinco, pero su distribución es muy desigual y la muestra de ello es que en estos momentos mil 300 millones de habitantes viven por debajo de la línea de la pobreza y 700 millones no consumen los alimentos indispensables.
Debido a este irracional sistema de producción y consumo, crece una triple amenaza para la humanidad, generada por el cambio climático, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad, precisó el secretario general de la ONU, Antonio Gutérres.
Nos encaminamos a un aumento de la temperatura de al menos tres grados respecto a la era preindustrial; más de un millón de especies animales y vegetales pueden extinguirse; y las enfermedades por la contaminación causan cada año unas nueve millones de muertes prematuras, dice el informe.
Guterres advirtió que debido al accionar de muchos países industrializados, más ocupados en explotar la naturaleza que de protegerla, el mundo puede estar próximo al punto de no retorno.
En 2021 debe celebrarse la cumbre climática de Glasgow, Reino Unido, que fue pospuesta el año pasado por la pandemia, y se espera que allí se pueda fijar un plan de acción, con metas concretas y no sólo con discursos, para reconciliarnos con el planeta y, quizás, salvar la vida.