Presidente de Argentina y México. Foto: CNN
Por: Guillermo Alvarado
Durante la reciente visita a México del presidente argentino, Alberto Fernández, éste firmó una declaración conjunta con su anfitrión Andrés Manuel López Obrador, expresando la preocupación por el hábito de la Organización de Estados Americanos, OEA, de extralimitar sus funciones.
En concreto los dos gobernantes se refirieron al papel que han jugado en ocasiones las misiones de observación electoral de esa entidad que, en la práctica, rebasaron esa calidad y se convirtieron en instrumentos de intervención en los asuntos internos de determinados países.
Los dos gobernantes aseguraron textualmente que "Las Misiones de Observación Electoral de la OEA deben apegarse estrictamente a criterios técnicos objetivos, así como en fortalecer las capacidades nacionales en materia electoral".
Fernández y López Obrador advirtieron en el documento de los peligros que existen cuando esas delegaciones rebasen sus facultades y llamaron a evitar que se repita una vez más lo sucedido en Bolivia en 2019.
En esa ocasión el grupo de observadores de la OEA, encabezado por el excanciller de Costa Rica, Manuel González, jugó el papel de cómplice en el golpe de Estado contra el primer mandatario Evo Morales.
Un informe de la misión plagado de falsedades fue utilizado como pretexto por el ejército para deponer al entonces presidente e instalar una administración de facto encabezada por Jeannine Áñez.
Posteriores estudios del Centro de Investigación en Economía y Política, del Instituto Tecnológico de Massachussets y de las Universidades de Pensilvania y Tulane, todos de Estados Unidos, demostraron que Evo Morales ganó las elecciones y que el informe de la OEA era totalmente inexacto.
Este es solo uno de los vergonzosos episodios que ha protagonizado esa entidad, llamada con toda justicia “ministerio de colonias de Estados Unidos” porque está totalmente plegada a los intereses de Washington.
Guardó silencio o participó al lado de la potencia norteña durante la intervención contra el gobierno revolucionario de Guatemala dirigido por Jacobo Árbenz, la frustrada invasión a Cuba por Playa Girón, las ocupaciones de República Dominicana y Granada y el sangriento ataque a Panamá.
Existe justificada preocupación sobre el papel que va a jugar en los comicios legislativos y municipales de El Salvador este domingo y, en particular, en la segunda vuelta de las votaciones presidenciales de Ecuador del 11 de abril, cuando se juega el destino de ese país.
Por eso se destaca la declaración de Fernández y López Obrador, un intento de ponerle el cascabel al gato para alertar sobre su peligrosa presencia.