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Por: Roberto Morejón

Sin importar cómo las llaman, jeringas o jeringuillas, muchas personas en América y Europa promueven, desde hace meses, el acopio de recursos financieros con el fin de enviarle a Cuba un insumo básico para desplegar su planeada vacunación contra la COVID-19 .

La hermosa y elogiable iniciativa se inscribe en los afanes de solidaridad de europeos, latinoamericanos, cubanos residentes en otras latitudes, sindicatos, partidos políticos, asociaciones de amistad y otras fuentes.

Comprenden los promotores las difíciles circunstancias por las que atraviesa la economía de Cuba, ante el recrudecido bloqueo estadounidense, sin mitigarse a pesar de asumir una nueva administración en Washington.

También la mayor de las Antillas sufre las secuelas de la pandemia en su economía, entre cuyos principales alientos figura el turismo, pero este disminuyó en 95 por ciento en 2020.

Los trances materiales derivan en no pocas carencias, como las de varios medicamentos, pues existen condiciones objetivas que impiden responder a la totalidad del cuadro básico de esos preparados. 

Algunas de las limitantes emanadas de las causas  apuntadas interfirieron en la ejemplar y acertada labor de científicos locales, quienes alistaron cinco candidatos a vacunas contra la COVID-19 , dos de ellos actualmente en fase tres de ensayos.

Ante la seguridad evidenciada por los inmunógenos y resultados tan prometedores en los estudios, el Ministerio cubano de Salud impulsa una intervención sanitaria con los candidatos Soberana 02 y Abdala, en zonas y grupos de riesgo, sin reportarse secuelas importantes.

En medio de ese procedimiento que como mecanismo de relojería impulsan las autoridades sanitarias y ante la previsión de vacunar a casi 70 por ciento de la población en agosto, surgió la necesidad de más insumos básicos para inocular antídotos tan beneficiosos.

De ahí la relevancia del gesto de amor y desprendimiento de tantas personas en regiones del mundo, para hacer llegar a la nación antillana millones de jeringas, jeringuillas, cánulas o lavativas, según las llaman.

Los cubanos, quienes observan la llegada de los primeros alijos del insumo decisivo, expresan su gratitud y destacan que del avance exitoso de los aspirantes locales a vacunas también se favorecerán otros pueblos.