Perro huevero...

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2021-08-30 08:07:20

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Por: Guillermo Alvarado

Estados Unidos todavía no ha logrado salir del atolladero de Afganistán, donde sufrió una clara derrota en la guerra más prolongada en que se ha visto involucrado, y ya está lanzando amenazas no tan veladas contra Irán, lo que demuestra su incapacidad para aprender de la historia.

Durante una reciente reunión en Washington entre el presidente Joe Biden y el primer ministro de Israel, Naftalí Bennet, el gobernante norteamericano arremetió de nuevo contra un supuesto programa iraní para fabricar bombas atómicas, que sólo parece existir en la imaginación de la Casa Blanca.

Desde hace años Teherán trabaja en el desarrollo nuclear con fines civiles y pacíficos y hasta hoy nadie, absolutamente nadie, ha logrado demostrar o presentar una evidencia de lo contrario.

No obstante, Estados Unidos y algunos gobiernos europeos insisten en una versión que es tan falsa, como lo fueron las presuntas armas de destrucción masiva de Iraq, que justificaron la invasión y destrucción del país mesopotámico.

Biden dijo que junto a Israel impedirán la existencia de un arma atómica en Irán y que dejarán que la diplomacia trate ese asunto, pero que hay “otras opciones” sobre la mesa si esta falla.

Nadie duda que el mandatario, quien hizo campaña electoral vestido de paloma y ahora usa traje de halcón, se refiere a medidas de corte militar que, de aplicarse, constituirán un terrible error.

Si Afganistán está costando caro y ya provocó una caída de la aprobación a Biden a sólo 41 puntos, muy bajo para un hombre que apenas tiene poco más de 7 meses en el cargo, Irán se le podría convertir en un infierno.

Las bravatas del presidente en su reunión con Bennet ocurrieron cuando estaba bajo de una lluvia de críticas, incluso dentro del ejército, por la forma en que se organizó la salida de Afganistán.

El teniente coronel Stuart Scheller, del cuerpo de marines, publicó un video donde cuestiona el cierre total de la estratégica base de Bagram, antes de completar la evacuación de soldados y civiles.

Fue algo así, digo yo, como tapiar las puertas y dejar abierta sólo una ventana para escapar todos por allí y el atentado del jueves reciente en el aeropuerto de Kabul, con un terrible saldo de muertos y heridos, parece dar la razón.

Si alguien tiene a mano un ejemplar de “Cien años de soledad”, del gran Gabriel García Márquez, que se lo preste a Biden para que lea, en particular el capítulo aquel donde el coronel Aureliano Buendía, que participó en 32 conflictos armados y no ganó ninguno, descubre que es más fácil empezar una guerra, que tratar de terminarla.  



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