Si algún consenso existe en el país austral es que será necesaria una ronda final para definir al próximo gobernante. Foto: Sputnik Mundo
Por Guillermo Alvarado (RHC)
Cuando falta menos de un mes para los comicios generales del 21 de noviembre en Chile, han ocurrido numerosos cambios en el tablero electoral, entre ellos el desplome del candidato del gobierno a la presidencia, Sebastián Sichel, y el alza de la extrema derecha representada por José Antonio Kast.
Pocas semanas atrás, el paisaje auguraba una pelea por el Palacio de La Moneda entre Sichel, de ‘Chile Vamos’, y el joven abogado Gabriel Boric, quien fue uno de los dirigentes de las luchas estudiantiles de 2011 y ahora es la propuesta de la coalición de izquierda ‘Apruebo Dignidad’.
El aspirante oficial comenzó a perder espacios por su posición ambigua ante el cuarto retiro del fondo de pensiones, una demanda popular para enfrentar la difícil situación creada por la pandemia de covid-19.
Su caída del segundo al cuarto lugar en los sondeos de intención de votos la provocó, sin embargo, la implicación del presidente Sebastián Piñera en el escándalo de los Papeles de Pandora.
En el ínterin, el extremista y recién fundado Partido Republicano ganó adeptos entre la derecha más conservadora con una dura posición contra los migrantes, un discurso de ley y orden similar al de Donald Trump en Estados Unidos, y la promesa de volver al más rancio neoliberalismo.
Varios prominentes miembros del partido de Piñera anunciaron en días recientes el retiro de su apoyo a Sichel (izquierda en la foto), así como su adhesión a Kast (D), en cuyo ascenso hay factores externos desde Brasil y Estados Unidos y hasta de la extrema derecha europea, en particular del partido VOX, de España.
Así pues, de pronto apareció ubicado en los sondeos en empate técnico con Boric, hasta entonces a la cabeza, y la última muestra de la firma CADEM lo puso dos puntos por delante, aunque lejos de triunfar en la primera vuelta.
Hay que decir, no obstante, que esta es una de las empresas de investigaciones de mercado más cuestionadas en Chile debido a la poca efectividad de sus proyecciones, algo que también afecta a sus homólogas.
No hay que olvidar, también, que sus principales negocios los hace con el gobierno de Piñera y que hoy día Kast es, de oficio, casi el candidato oficial.
Si algún consenso existe en el país austral es que será necesaria una ronda final para definir al próximo gobernante, programada para el 19 de diciembre, y allí se enfrentarán dos modelos antagónicos.
Un triunfo de la izquierda es posible si las otras fuerzas, como Nuevo Pacto Social, de Yasna Provoste, y Partido Progresista, de Marco Enríquez-Ominami, son conscientes del peligro y cierran filas alrededor de Boric.
Caso contrario, el espectro de Pinochet y su brutal neoliberalismo caerían sobre Chile, lo que sería una tragedia continental.
