Por: María Josefina Arce
Agitado, polémico y ampliamente cuestionado ha sido el mandato de Jair Bolsonaro desde que en enero de 2019 asumió la presidencia de Brasil.
En los últimos tiempos ha sido una constante la demanda de gran parte de la ciudadanía de que abandone el cargo por su pésima gestión ante la COVID 19, sus irresponsables acciones y declaraciones sobre el tema y su política ambiental, económica y social.
Este fin de semana el país suramericano volvió a ser escenario de manifestaciones en contra del mandatario. Fuera Bolsonaro es un grito que se repite y recorre la geografía brasileña desde hace meses.
Las últimas movilizaciones estuvieron encabezadas por las mujeres, bajo el lema "Bolsonaro nunca más". Los participantes señalaron que es imposible coexistir con un gobierno que destruye la vida y los derechos humanos todos los días.
Con más de 600 mil fallecidos por la Covid-19, Brasil es el segundo país con peor saldo a nivel mundial, solo antecedido por Estados Unidos. De hecho los manifestantes criticaron el mal manejo y la irresponsable actitud del presidente ante la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, que subestimó desde su llegada a ese territorio en 2020.
Diversas organizaciones políticas, sociales, sindicales y de derechos humanos se sumaron a las manifestaciones, en las que también se denunció el desmantelamiento por el actual gobierno de las politicas públicas que venían generando importantes avances sociales, con especial impacto entre las féminas.
Pero las protestas populares no son las únicas dificultades que enfrenta el inquilino del Palacio del Planalto. Sus controvertidas e increíbles declaraciones sobre las vacunas contra la COVID 19, que ahora asoció con el SIDA, han llevado a que el Supremo Tribunal Federal ordenará una nueva investigación en su contra por difundir noticias falsas.
En un video, retirado por las redes sociales, Bolsonaro se refiere a supuestos informes del gobierno británico sobre un desarrollo rápido del SIDA en las personas completamente vacunadas contra el coronavirus.
Las declaraciones del presidente fueron desmentidas por las autoridades de Londres y la Sociedad Brasileña de Infectologia, entre otras organizaciones médicas.
A esto se suma que en octubre pasado la Comisión del Senado que investigó sobre la crisis de la COVID 19 en la nación suramericana recomendó que el jefe de estado fuera imputado por su gestión. El informe final lo acusa de 9 delitos diversos, incluído crímenes contra la humanidad.
Ya contra Bolsonaro la máxima corte tiene abierta indagaciones sobre un intento de compra fraudulenta de la vacuna India Covaxin y otras referidas al sistema electoral.
Negativa es la valoración de buena parte de la ciudadanía sobre el desempeño de Bolsonaro, que ya en los tres primeros meses de su mandato era calificado como uno de los presidentes más impopulares en la historia del país. Hoy más del 53% de los brasileños considera pésima su gestión al frente del gobierno.