Imagen ilustrativa tomada de Radio Bayamo

Por Roberto Morejón (RHC)

El matrimonio infantil y las uniones tempranas son un problema complejo concerniente a las desigualdades de género, pobreza, abandono escolar, violencia y embarazo precoz, condiciones latentes en América Latina.

Una de cada cuatro niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe contrajo matrimonio o formalizó una unión antes de cumplir 18 años, indica un informe oficial.

Sin correctivos, la región será la segunda con peores datos en el mundo sobre enlaces anticipados para 2030, detrás de África subsahariana.

Tales aseveraciones corresponden a un grupo conformado por la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, el Fondo de Población de Naciones Unidas y ONU Mujeres.

Esos mecanismos subrayan que América Latina y el Caribe es la única región del mundo donde los matrimonios infantiles no han disminuido en los últimos 25 años.

Y para colmo, ocupa el segundo lugar a nivel global en número de gestaciones adolescentes.

Desafortunadamente, el asentimiento o resignación general ante la boda infantil y la insuficiente visibilidad de esta práctica como un problema, obstaculizan su declive en el área.

Esa tendencia es nociva pues los especialistas afirman que tales prácticas afectan el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.

En el plano individual, el casamiento a edades impropias pone en riesgo la vida y la salud de las niñas, además de coartar sus perspectivas ulteriores.

Téngase en cuenta que ese tipo de decisiones lleva a la deserción escolar o, cuando menos, a magros resultados y niveles de alfabetización.

Tampoco se descarta el acompañamiento de algún tipo de violencia sexual, física o emocional.

Es cierto que desde 2017, ONU MUJERES, el Fondo de Población de Naciones Unidas y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia implementan un Programa Regional en América Latina y el Caribe para asegurar a las niñas de hoy, que serán adultas en 2030, ofertas para su progreso.

Pero es insuficiente. El Estado debe brindar una mayor cobertura para que los adolescentes concluyan la enseñanza media, técnica e incluso superior.

El matrimonio infantil y las uniones tempranas llevan a una menor participación social, económica y política de los involucrados y lastran la búsqueda del bienestar en las naciones.