Por: María Josefina Arce
Apenas iniciado el año y ya el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, vuelve acaparar críticas por sus irresponsables declaraciones sobre la vacunación contra la Covid-19, cuando en la nación suramericana ya está presente Ómicron, la nueva variante, que aunque al parecer es menos letal, es una amenaza para todos, en especial los no inmunizados.
Ahora calificó de propaganda la campaña de vacunación de niños de 5 a 11 años, autorizada por Anvisa, Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, y reglamentada por el Ministerio de Salud.
El inquilino del Palacio del Planalto desconoce a las autoridades sanitarias, científicos y personal médico de su país. Pero además, deja de lado una importante y lamentable estadística; 308 infantes de ese grupo etario han muerto a causa de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, de acuerdo con cifras oficiales.
La Sociedad Brasileña de Pediatría cuestionó sus declaraciones y señaló que el virus ha victimizado a muchos menores.
Pasa por alto también Bolsonaro que 71% de los brasileños está de acuerdo con vacunar a los niños contra la dolencia, reveló una encuesta de Poder Data.
El sondeo fue efectuado a residentes en 501 municipios del territorio brasileño, e incluyo a personas que no tienen hijos, pues la idea era responder que harían en caso de tener un menor con respecto a la inmunizacion contra la Covid-19.
La polémica ha ido subiendo de tono. Antonio Barra Torres, director de Anvisa, pidió al mandatario abstenerse de atacar al órgano sanitario, sobre el cual ha lanzado acusaciones de corrupción.
De hecho Bolsonaro había amenazado con divulgar los nombres de los directivos de Anvisa que liberaron la vacunación infantil, lo que ha motivado amenazas de muerte contra los profesionales de esa entidad por personas afines al ultraderechista presidente.
En su carta Barra Torres indicó al jefe de estado que puede ordenar una investigación policial inmediata sobre él o cualquier persona que trabaje en Anvisa.
No son estas las primeras declaraciones de Bolsonaro sobre las vacunas contra la Covid-19, incluso el Tribunal Supremo le ha abierto una investigación por vincularlas con el SIDA.
Desde el inicio de la pandemia el mandatario ha cuestionado las recomendaciones sanitarias y de aislamiento recomendadas por organismos sanitarios del gigante suramericano y de la Organización Mundial de la Salud para enfrentar el virus.
Ha mantenido en todo momento una actitud irresponsable, al incentivar actos con aglomeración de personas, no usar mascarilla y quitarle importancia a la enfermedad que ha calificado como una simple gripe.
Bolsonaro difunde noticias falsas de la pandemia y siembra dudas sobre la efectividad y conveniencia de los inmunos. El presidente irrespeta la vida de todos los ciudadanos de Brasil, que en la semana concluida registró en un día más de 63 mil casos, la mayor cifra de contagiados desde el 23 de julio del pasado año, que marcó récord con ciento ocho mil 730 enfermos.
